lunes, 11 de julio de 2011

El uso


Tú que sabes de lo que hace duraderas las cosas, tú qué, porque todo fue tan repentino que insípido se puso y no hubo manera de salpimentar ni azucarar nada. ¿Quién más podría decirte bueno o malo? ¿Quién sino yo? Pero callada quedé y todo siguió su curso y si otro hubiera sido el caso; y si la atención hubiera sido nula; o si la atención hubiera sido todo.
No quedó de otra que seguir en paz y ser cauta y gozar la paz fuera de las quejas y las incertidumbres. Estas semanas de silencio, estos días tranquilos y bellos, donde la lluvia moja, empapa, pero no enfría, donde la gente nueva aparece y desaparecen los que siempre han estado, donde hay piedras para confiar los secretos menos interesantes y hojas para grabar aquéllos recuerdos.
Ya sabrás, espero, de las cosas duras que son blandas, del gris acero, del viento que ahoga y refresca; mientras tanto, quedo de ti, sospechosa y atentamente.


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