miércoles, 1 de junio de 2011

Distracciones


Distracciones, violencias, mirar al Destino y no quererlo ver de frente, por primera vez caer por otro lado y preguntar miles de cosas. ¿Dónde están las ganas tantas de hacerlo todo a la vez? Un cansancio prematuro y dolores de semanas enteras, que hacen que me arrepienta de respirar siquiera. ¿Dónde está el sueño plácido y temprano?
Las curiosidades que se asientan al lado derecho de mi cama y yo que les doy paso y pierna suelta y mis ojos, cerrados, repasan lo que vieron todo el día; el aburrimiento de la tarde y los cólicos pesados, abominables. Cólicos de todos tipos desde los días inmemoriales. ¿Qué se siente, pues, ya no tener dolor? ¿Es como sentir que no se tiene cuerpo más?
La mente previsora que no existe en mí. La mente que planea las vueltas y revueltas, la que pasa de una idea a otra, para no poder hacer nada concreto. La mente que no se deja descansar y quiere hacerlo todo de nuevo; o de viejo. La mente que extraña gente, cuerpo, ánimos, estatuas, fortificaciones, tragedias, comedias, amargores y palanquetas. La mente que no deja usar cabalmente el dedo meñique de la mano izquierda. La mente que sueña que está soñando, pero que sigue activa, en vigilia, atormentada por los sueños que vendrán, continuación de los que tuvo.
¿Y qué con las peleas?
La mente que lo sabe todo y que intenta engañarte. El autoengaño, el kitsch, el hombre-kitsch, los productos, la disfrutabilidad. ¿De qué es la labor existencial? Refugiarte del mundo exterior, del presente inseguro; refugiarte en la intimidad del hogar y rodearte de objetos que te provoquen nostalgia y melancolía.
La mente que está cansada de tratar de enfocarse en una sola cosa.

Yo

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