sábado, 15 de enero de 2011

Se detiene a pensar.


Lo que conviene, lo que no, lo que viene, lo que no, la verdad, lo que se siente, lo que se tiene que hacer, lo que se quiere hacer. La ventana nevada, la gata Josephine en la cama, la nueva roommate francesa, das Leben y yo sin Isis. ¿Dónde está?
La necesidad de quedarse contra la necesidad de irse. Los planes cuarteados, como casi siempre los míos son. Justo ahora puedo detenerme a pensar, ahora que los dolores se adormecen y que la concentración tengo amarrada en el papel; ¿a qué me quedo? ¿a qué me voy? Tanto puedo hacer las cosas aquí, como puedo hacerlas allá. De lo que estoy segura es de no confiar en esa persona malvada y mezquina, ¿que no quede en mí? ¿Y por eso tendré angustia extra? ¿Qué me puedo ahorrar con una u otra decisión?
Diría un amigo mío que estoy de vacaciones; ojalá ése fuera el caso; ojalá hubiera viajado ya por todos los Estados Unidos; ojalá hubiera visto ya algo más que nieve y una pequeña ciudad.
Sentir que le estoy haciendo un favor a alguien, pero no sé exactamente a quién.

Delimitar.


No hay comentarios: