martes, 5 de agosto de 2008

El pastel que no sabe a nada

Érase un pastel con sabor inexplicablemente dulce, agrio, malhumorado, suave. Érase un pastel que siempre quiso estar en este paladar, pero se fue a otro. Érase un pastel que nunca probé, ¿probaré? Érase un pastel...
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Los turnos
Érase un buen día en que los turnos huyeron de todos y se asentaron en el mejor lugar del mundo: la basura. ¿Cómo llegaron allí? Seguramente un duende maléfico los tomó y agarró para que nadie viera que existían y no se tuviera respeto por el lugar de la fila en que los otros estaban. Érase un día en que yo, molesta, me levanté de la cama y dije:
"Es hora de descargar mis iras"
Y lo hice.
Ahora no hay más palabras. ♫ Ni música ♫

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