martes, 26 de abril de 2016

Un "hola" y un acoso.

¿Es el "hola" de un taxista en una calle acoso sexual? Ahora que todos escriben algo sobre el acoso en este país, el acoso, el abuso, la violencia, la violación, la muerte, la lucha de poder, el sojuzgamiento, la vejación, la nulificación, y todo aquello que pone en desventaja al sexo femenino ante el masculino, no me he puesto a pensar, pero sí a leer los testimonios de muchas amigas y otras anónimas sobre lo difícil que es andar por la calle vestida como sea: con un uniforme escolar, con un pantalón guangocho, con un vestido bonito, con una falda sexy, con maquillaje, sin maquillaje, con cabello recogido o despeinada. Sí, andar en la calle es difícil porque , además de haber tenido que hacer un gran esfuerzo en escoger la ropa para el día, sobretodo en esta ciudad, donde amanece frío, sale el sol, llueve y hay ventisca, todo en un día, lo es porque sabes que muchas miradas lascivas, palabras soeces y tocamientos sin consentimiento pueden estar sobre tu persona. Sí, es cierto que las mujeres nos vestimos como nos da la gana y lo hacemos no para aradar, sino para sentirnos bien con nosotras mismas por un día y así al día siguiente, porque en casa nos han molestado, nos han dicho gordas o flacas, nos han dicho prietas o güeras, nos han dicho larguchas o chaparras. No, casi que ninguna se ha salvado de las primeras miradas inquisitivas, las de nuestra familia, porque ellos ven en nosotros todo lo que desean ver en sí mismos y, si por ellos fueran, harían por nosotras las cosas, con tal de alcanzar el éxito, no estoy hablando del éxito académico (puf), sino del éxito social, porque todo es apariencia, porque una mujer que no es bonita ni tiene sonrisa agradable no puede tener amigos y mucho menos novio. De más joven mi madre me decía que traía todo el día cara de gendarme y que así los muchachos no se me iban a acercar, ¿qué le dije? porque sí, no soy hija ejemplar y le respondo a mis mayores, le dije que ni modo de andar sonriendo, porque si sonreía los viejos luego luego pensaban que les sonreía a ellos y me empezaban a molestar.
Entonces, ¿es el "hola" de un taxista en la calle acoso? Todo depende. Depende de si quiero que se me salude o no, depende del todo de su voz, depende si en su enunciación hay saliva, depende si después de ese "hola" viene alguna cosa como guapa, sabrosa, mamita, mamacita, etc. No hace mucho caminaba por mi calle oscura después de haberme bajado de mi transporte público cuando de la gasolinería escuché un chiflido, era para mí, lo supe porque no había otra persona más que yo caminando por la calle. ¿Me sentí acosada? No, al contrario, me sentí gustosa de que me chiflaran, que alguien me considerara guapa y atractiva, sí, porque a veces un clásico chiflido (fiú fiúúúúú) se agradece, sobretodo cuando se van cumpliendo los años y el cuerpo va cambiando.
¿Será acoso el "hola" del taxista o el chiflido del despachador de gasolina? No lo sentí así, ¿y por qué no? porque no los sentí ofensivos ni malintencionados, porque no percibí vulgaridad en sus acciones. Vulgar es cuando después del chiflido te avientan besos llenos de saliva, vulgar es cuando después de decirte hola te dicen más cosa. 
¿Y el "adiós guapa" también es acoso? Este tema se está poniendo complicado, hiper correctivo, este tema de relaciones de poder, de equidad, igualdad, relaciones entre los géneros y los géneros mismos se va radicalizando, porque sí, ¿qué de malo tiene que a una en la calle le chiflen? ¿es igual de malo un chiflido a una eyaculación en el hombro o las insinuaciones sexuales explícitas? Esto se está poniendo tan raro que en poco, muy poco tiempo, dirán que sí, que un "hola" o un chiflido es igual que un tocamiento o un "qué ricas tus piernas" del desconocido.
Yo, yo en mi pequeña persona, considero que no es igual, pero soy yo, que soy permisiva, que me gusta hablar abiertamente de ciertas cosas, que no me espanto, yo de treinta y tres años, que la yo de diecisiete, no diría lo mismo, porque me molestaban los viejos feos y nunca pude ponerme la ropa bonita que siempre quise, porque con mis grandes senos, con un mínimo cuello en V, parecían que se desbordarían de la blusa.
Ahora, ¿qué puedo hacer ante los acosos del sexo opuesto y las ideas de lo que es acoso cada vez más radicalizadas? Pues ver, oír, escuchar y hablar sólo lo necesario y vivir mi cuerpo como yo he aprendido que es mejor para mí, porque a veces, de tanto leer y escuchar que el otro es malo y que los géneros y que el poseer al otro y que la vaina, he llegado a pensar que algunas cosas de las que hago en mi intimidad no son adecuadas, porque, ¿qué tiene de malo amar tanto a alguien al grado de poseerlo y colmarlo de todos los placeres? Nada; eso es cosa de dos y sólo diré que es acoso, violencia, vejación, violación, maltrato cuando no hay consenso mutuo; si todas las partes están de acuerdo, si no hay nadie diciendo: "No quiero", entonces adelante, a jugar y disfrutar los cuerpos. 



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