jueves, 11 de abril de 2013

Lo que siempre quisiste y obtuviste


La no sorpresa, la presa, la espera sin desesperación, casi sin esperanza. Esto obtuviste, con algún dolor, con alguna maña. 
Algunas noches en otra cama esperabas que no fuera así, que fuera distinto, pero bien sabías que jamás sería, que tú no eras esa para su corazón. Y, ¡oh sorpresa! no fue como tú pensabas, ni esto ni lo otro, y sucedió que un día, lejos de esa otra cama, te lanzaste tú, porque el otro no pudo y él se dejó ir porque ya quiso o ya pudo. Desde esos días de sol y calma te dijiste la más feliz y estrechaste relaciones con la vida y la esperanza, y ya no esperaste mas lo imposible, porque no lo hacías en realidad.
Dejaron de tener miedo y se envolvieron de dicha, placer y devoción.

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