miércoles, 21 de marzo de 2012

La fe


La fe en las instituciones, la fe en las bromas de mal gusto, la fe en que la gente dejará de ser gente y se entregará al bien de los demás. La fe que no tiene destino y que conviene a todos. ¿Dónde está el respeto hacia los demás? ¿Dónde están los recuerdos cuerdos y firmes de aquello que tanto hizo daño? ¿Por qué repetir una y otra vez y volver a invitar al ser nocivo a las casas y los corazones? Cuánta fascinación por lo corrupto e ingrato, cuántas palabras de conmiseración ante los que no tienen un buen desayuno por las mañanas y cuánta hambre en quitarles algo valioso que puede ser suyo para siempre.
La fe se desgarra, espléndida, y deja entrever los negros orificios de esos que dicen poseer alma y ser buenos cristianos.
No encuentro palabras para expresar mi desazón ante toda la ambición de unos cuantos por borrar de la Historia la justa lucha y el logro sangriento de apartar de la vida de los de a pie a la institución más corrupta de esta humanidad (idiota).

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