lunes, 22 de septiembre de 2008

Manchmal gibt es Traurigkeit

Así se va, así llega, me molesta y me atormenta. La tristeza desesperada, inútil, imposible de quitar como el polvo y la humedad de esta casa que guarda más vacíos de contentos. Uno lee y relee lo que no debería; uno obtiene información de la nada, cae tan sólo ¿y uno?

Uno...Dos....Tres.....Cuatro......
Deja que se diluyan los tormentos y las sonrisas. Deja. Mas poco deja que las tristezas se monten en el más veloz vehículo y partan lejos, donde no haya más horizontes. No. Este silencio no ayuda; poco ayuda; no ayuda; nada ayuda. ¿Ayuno?
No más.
Y su ayuno menos y el nuestro tampoco; ni el supuesto. Los estómagos llenos para los vacíos; los cuartos tirados como un remedio, mas no hay tal. Uno mira al pasado y encuentra un tanto de dolor con otro tanto de tormento. Uno mira un mensaje de celular y parece que sólo falta una palabra para compretar míticas frases, tan acostumbradas y cálidas.
De ello hay poco o nada. Los huecos, cuencos, muecos. Antes yo era un muégano que se convirtió en apéndice que se convirtió en indispensable sin saberlo nunca. ¿Fui divina?
Esta casa guarda ríos de silencio, gritos ausentes, desesperos, pocas risas. Esta casa con-tiene las sonrisas de la infancia de algunos y de la inocencia de otros. Esta casa retiene mi alma. ¿Se quedará rondando cuando muera?

No hay comentarios: