martes, 18 de junio de 2024

Ruido

Aquí hay ruido. Ruido muerto. Ruido molesto. Ruido y caos. Caos muerto, Caos Molesto. Pronto voy a poner. Ya he puesto música. Música ruidosa. Continua. Continua como esta vida, que no acaba, en la que no cabe el descanso. Sigue y sigue.
¿Para qué quiero descansar de todos modos? Quizá sea el calor el que me tiene atosigada, incómoda, sudorosa, terrible y temible. Quizás sea el cuerpo que no tolero, la cantidad de libros, las ganas de leer y de estar sola, pero los trastes deben ser adecuadamente ordenados antes de lavar los siguientes. (No lo he hecho) Me he dedicado a hacer mis cosas y luego nada, casi nada. A hacer eso pendiente del auto, la limpieza del polvo que jamás acaba, jamás se va, siempre permanece. ¿Qué aroma es ese? Un dolor de panza eterno, terrible, ya lo estoy sintiendo. No pude evitar comer esa galleta. Tenía ya mucha hambre. ¿Para qué estoy estudiando lo que estoy estudiando? ¿Para qué sigo en ello? ¿Es eso mi vida?
Tiene tiempo que no lo hago de verdad. Aquí no encuentro nada ni nadie. Aquí nadie puede ver ojos en otra cara. Para hacerlo propiamente me tendría que mover a otra ciudad, qué otra ciudad, otro Estado, porque aquí no he encontrado, además, gente afinada. 
No, no necesito silencio. Necesito mi propia tonada. Solamente la mía, no otra. Sólo quiero escucharme a mí misma, sin complicaciones. Ir de mi punto A a mi punto B, sin interrupciones (y sin embargo, me interrumpo a mí misma). 
Cuidar las cosas. Cuidar de los demás. Cuidar de las cosas de los demás. Cuidar lo que digo. Cuidar lo que escribo. Cuidar lo que pienso. Cuidar lo que no pienso. Cuidar de escuchar lo necesario. Cuidar de escucharlo todo. Cuidar del sonido, del silencio, de la oportunidad, de la depresión, del pan dulce, la grasa, los irritantes. 
Mirar el horrizonte quebrado por una lona y una espantosísima barda de block gris. ¿Por qué la gente usa ese material tan inmundo para construir? Sé que es barato, pero es realmente espantoso, o Hespantoso, así con hache. Quita la vista, corta el viento, da calor. Te-rri-ble
¿Y de qué más me he de quejar esta vez? De la levedad de algunos días y la pesadez de otros. Del dolor de panza con cólico menstrual. (Me arrepiento de haber comido esa galleta ahora mismo). Qué largo, qué fiaca, qué calor, qué más da.
Si puedo, me sentaré a leer el libro que he querido comenzar desde hace semanas, pero que, por una u otra razón (tarea de guitarra, salida, enfermedad), no he podido hacer. Ojalá lo logre. Ojalá termine esto pronto. Ojalá de verdad haya ayuda. 



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