viernes, 27 de enero de 2012

El ser especial y lo que parece.


De nuevo los días alargados con palabras jamás escuchadas; las noches de emociones y rincones. La verdad asalta sin ser jamás buscada. El hallazgo—quizás tardío, quizás a tiempo—, la razón para dejar las suposiciones y esclarecer lo que jamás estuvo en tela de juicio. (La tela de juicio, telaraña y última morada antes de entregar el cuerpo). De nuevo la verdad aplasta compasiones, (compás de silencios de más de unidad); los ojos le miran sin ser observado ¡y se esconde, ingrato, se esconde, oculta las manos, las intenciones, los miedos!
Aquéllos dientes sucios se pulen de versos contentos y reclaman las atenciones que jamás pensé prodigarle en una tarde roja y espumosa. Estorban la vista de arena y convierten en cal los sueños por tantos años trabajados.
El ser especial se mantuvo a pesar de los días más nublados, a pesar de ser negado más de tres veces, a pesar de la desaparición de las otras especias (¿o especias?), y se quedó en un pedestal morado, lleno de expectativas y esperanzas, temeroso de las heridas, con ganas de todo lo imposible—que después será plausible.

1 comentario:

Ricardo dijo...

Me gusto leerlo, encontrar imágenes ocultas de esperanza. Encontrarte a ti en tus palabras.