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domingo, 10 de marzo de 2024

Sobre los resquicios rimbombantes: El 8 de marzo.

Tiempo ha, nuevamente, que no escribo nada de nada. Ni en diario, ni una nota. ¡La nota! Terminó el semestre; creo que salí bien; aunque siempre me confundo con los modos griegos y alguna otra cosa. Si no los canto, no los capto. A la siguiente los cantaré. Hay cambios simples y cambios sencillos; también hay cambios complejos y verdaderos. Tuve que cambiar mi computadora; no fue culpa de Gaia, sino mía por descuidada. Prometo ser más cuidadosa y no dejar nada cerca de mi ordenador y de mis gatas. Todo por creer que sería un día tranquilo, pero aquí estoy, creyendo que puedo escribir algo este domingo, algo significativo, algo bueno, y no. Todo es solamente una sarta de ideas inconexas en lo que sale algo bueno de mi cabeza.
Puedo hablar de la marcha del 8 de marzo, el #8m, puedo decir muchas cosas de esta ocasión, (¿dejaré de ser sorora si digo lo que estoy pensando?). Pues lo dejo de tarea:
Esta marcha fue corta, fue pequeña, la convocatoria estuvo difuminada por otras convocatorias, por el ruido, los balazos de esta ciudad. Marchamos solamente unas cuantas y no abarcábamos más de una cuadra. Todas tenían pancartas y unas se sabían las consignas, otras tantas no. Las más básicas recitamos: ¡Alerta, alerta!, Señor, señora, Señora consciente se une al contingente, Verga violadora. Se repartieron más consignas, pero no las escuché, sobretodo porque estaba pintando con aerosol verde y esténcil las banquetas, pintaba leyendas tan bellas como: ABORTO LIBRE y VIVAS Y LIBRES. Decidí usar verde y no morado, porque soy totalmente proaborto, porque ese tema sigue causando escozor y porque es algo que jamás debe dejarse atrás, porque, ya se ha visto, que no es un derecho garantizado, ni aunque lleve años en un país de primer mundo, porque pronto vienen ya los derechistas a querer imponer sus ideas de carcamanes arcáicos y católicos y decir que su moral es la que debe regir las legislaciones del mundo. Fundamentalistas aquí y allá, debo decir. El mundo está en peligro real, pero a ellos no les importa, con que siga rolando su dinero, que se acabe el agua, que se mueran los pobres.
Es realmente alarmante, también, que haya señores profesores que se alegren de que se mande fuerza pública a sus alumnos y que esos señores se reproduzcan, porque seguramente son de esos que dicen que el derecho de nacer, que el cuerpo de las mujeres no es de ellas, sino que es un templo de dios y sepa qué dios, pero cuando alguien llega y les dice "este hijo será tuyo" son los primeros en desear el aborto ajeno.
Pero ese es tema de otra semana, o de la misma, porque en realidad es parte de lo mismo. Como el hecho de que haya muerto el creador de Dragon Ball, Akira Toriyama, y que los señores otakus de porquería hayan utilizado su muerte para vomitar su odio contra una causa y un grupo vulnerable que año tras año sale a las calles a protestar porque nada, absolutamente nada, ha cambiado desde, no sé, desde siempre. Porque a mi abuela la violentaron, a mi mamá la molestaron, a mí me jodieron y a las chicas que están creciendo también las están fregando.
Una niña como de 18 años se me acercó mientras adornaba la Alameda y me pidió el aerosol. Me comentó que justo el día anterior un señor había intentado tocarla.
"¿Y qué hiciste?"
"Nada"
"Sí, una no sabe qué hacer… A mi mamá se lo hicieron, a mí y ahora a ti. Nada cambia. Mejor lleva un seguro y los picas o saca unas tijeras y diles que si les sobra algo."
Se empezó a reír.
Porque sí, se dice que hay equidad, que hay derechos iguales para todos los habitantes, pero no hay respeto, no lo hay. No existe un respeto para las mujeres por ser personas. Sí lo hay por ser madres, por ser abuelas, por ser esposas, todas de, pero no por el simple hecho de haber nacido mujeres, tan no existe que un desconocido tuvo a bien/mal en tratar de insultarme, agraviando la masculinidad de mi Amor, que si es mandilón, que si soy la patrona, que si también le gustan los hombres, que si nos maquillamos juntos, que si es un pelafustán por tener por pareja alguien que quiere destruir la propiedad privada… Sí, pero ese no era el punto. El meollo era que tengo una pareja que me acompaña, que me apoya y que le gusta que haga cosas, al igual que a mí me gusta que él se ponga a querer ver arder el mundo. Sin embargo el desconocido quería insultarme diciéndole maricón a mi Amor. (ja, ja, ja) 
Tan las mujeres no son respetadas por sí mismas que prefieren insultar al que ellos creen, que son poseedores de nuestras vidas. No, las cosas no han cambiado, ni cambiarán. Tienen miedo y reaccionan más violentamente, ante una desconocida, con lágrimas de señor enfurecido, incapaz de manejar cualesquiera emoción que tuviere.
Y como dije, en broma antes de salir a marchar este 8 de marzo, en consigna genérica:

DE NORTE A SUR
DE ESTE A OESTE
EMASCULAREMOS UN HOMBRE AQUÍ
CUESTE LO QUE CUESTE.


Aborto Libre

 



jueves, 9 de marzo de 2023

Mi aborto del feminismo.

Pido perdón por no cumplir con el feminismo, por no llenar los estándares, por querer sacudirme en todo momento los "deber ser" y los preceptos de éste.
Pido perdón por no ser 100% sorora y no dejar de torcer los ojos ante algunas acciones que me incomodan, de esas que parecen mandato, de esas que me saben a imposición, a regla inquebrantable y absoluta.
Pido perdón por no haber soportado ya los absolutos, los no rotundos, la ceguera ante el contexto, ante las personas individuales y sus historias.
Pido perdón por haberme exaltado con una compañera que tuvo a bien el querer proteger identidades de mujeres, sin saber exactamente si se les estaba vulnerando o si era real lo que se le estaba diciendo.
Pido perdón por no soportar esos absolutos feministas, esos "porque es hombre" y punto, aunque se haya tratado de razonar con ella, aunque se le haya dicho "él es mío y hace lo que yo le digo y es mi material", aunque se le haya dicho "vine a cubrir el performance de mi esposa", mientras ella hubo respondido: "Pero no todas son tus esposas".
Pido perdón por pedirle a mi único compañero de vida, al bueno, que me acompañe en cosas simples, en recoger material gráfico y echarle un ojo a las compas, así sin estorbar y sin protagonismos. Pido perdón por ahorita no tener una compañera lesbiana que me pueda apoyar en ello.
Dicho todo esto. Dejaré de ser feminista.

(Aunque siempre me llamará la atención de cómo paulatinamente hay chicas aquí y allá que se quejan de que las activistas les han hecho mal).

Gestorbener Feminismus

martes, 19 de marzo de 2019

Mater

Una serie de eventos en esta última semana me ha puesto a reflexionar acerca de la maternidad. Sí, la maternidad, aquella palabra impronunciable para mí, no así aborto, esa la pronuncio desde muy joven. Y sí, ambas vienen junto con pegado.
Ahí va.
La gata que la vecina abandonó, pero luego se llevó de mala gata, regresó y parió cuatro críos. Al día siguiente vimos sólo dos y casi dos semanas después, vimos que uno de lo que quedaban estaba muy mal. Hacía ruidos extraños, la llamaba, estaba fuera del nido, ella no lo recogía. Luego, al anochecer, la ingrata gata, gata que, por cierto, atacaba a nuestra pequeña gatita Fufú a cada rato, decidimos recogerle la pequeña camada.
Tuvimos cuidado en que no nos atacara, en que no nos peleara los críos. No lo hizo. Desde el techo del cuarto de al lado vio cómo mi novio recogía los críos y se alejó. Así, sin más. Nos dejó sus críos a cargo. ¿Y el instinto?
Uno de los dos murió a las pocas horas. Se veía que había comido tierra quizá por días y no hacía más que quejarse del dolor. ¿Y qué acaso las madres gato no matan a sus hijos? Esta gata sólo lo relegó, pero no lo mató. Lo enterramos debajo de un aguacate. Lloré un poco. Fue muy triste ver cómo un bebé no era querido por su mamá, cómo ni siquiera había tenido a bien en sacrificarlo, sino que lo dejó comer tierra hasta la muerte, una muerte terrible seguramente.
El otro gatito sí estaba gordito, dormía y dormía. Lo dejamos en la transportadora con una mamá falsa.
Al otro día vimos a la gata, tan campante. ¿Buscaba sus críos? Claro que no. Lo que quería era estar en su territorio y ya. Ni una sola vez oí que los llamara. ¿No acaso hacen eso las hembras felinas cuando se les pierden los cachorros? Y no es que el crío no hiciera ruido, oh sí, sí que hace ruido y no, ni una sola vez lo reclamó.
Después otra de nuestras gatas se puso mala. Estamos en eso con el veterinario. (Hoy le dieron antibióticos y esperemos que esté mejor.) Mientras estábamos con esa gatita, nuestra otra gata se dio a la fuga en persecución de la gata ingrata que dejó a sus críos. La angustia nos embargó, y más cuando, aún sin encontrar a nuestra gata, la madre del pequeño regresó tan campante. Tras darle de comer al crío, asegurar a la enferma, correr a la gata mala, salimos a buscar a nuestra gatita. Por fortuna la encontramos. La necia no quería volver, pero hicimos que volviera por donde se había ido.
¿A dónde va todo esto?
Esto que les cuento pasó esta semana y, de tener un fin de semana descansado, no obtuvimos más que dolor de panza, angustia, estrés y más dolor de panza. Las gatas, espero, están mejor. La gata mala no ha vuelto. El crío gato está justo ahora acostado en mi seno, gracias a una pañoleta que puse a modo de rebozo de bebé. Ronronea. Isis, mi gata Isis, ha sido comprensiva y se ha mantenido al margen del ajetreo, lo cual ha sido de gran ayuda, puesto que es un tanto cuanto agresiva con otros gatos que no sean ella.
Todo fue una bomba emocional bastante fuerte. 
Cuando una madre desea serlo ama, AMA DE VERDAD. Le canta a su feto, lo espera con ansia, lo da a luz con ganas, se desgasta, desvela, pero así lo quiso y sí, después, según he visto, lloran, se desesperan, quieren un momento para ellas, se arrancan los pelos por un tiempo libre de críos, sí, lo he visto, pero al final del día, por alguna razón que desconozco, aman a su cachorro, sea humano o no.
Cuando una hembra es forzada a parir, cuando no quiere el feto, cuando ve crecer su vientre, cuando la promesa es desgaste, desvelo, desamparo, hambre, pobreza, incertidumbre, soledad, ¿qué puede dar? ¿Qué puede dar una hembra, humana o no, a los críos ante una situación áspera, adversa? ¿Cómo puede querer la hembra a críos que no quería que vinieran al mundo, cualesquiera que sea la razón?
No estoy cuestionando las razones. Hay muchas. Todas, para cada una de las hembras, son válidas, porque hembras somos y como hembras sabemos cuándo es el momento, si lo habrá, si lo hay, si acaso lo puede haber, de traer un crío al mundo. Todas. Las perras, las leonas, las gatas, las humanas, las elefantas, todas. Si no hay condiciones favorables, las hembras no humanas prefieren dejarlos a su suerte. ¿Y por qué las hembras humanas no dejamos a su suerte a los críos? Porque son seres humanos, tienen derechos, por la moral, por nuestra razón. Pero, si hay posibilidad de evitar que el ser humano sea, si se puede evitar y sacar la masa celular antes de que sea un ser humano, ¿por qué impedirlo? ¿Por qué forzar la tristeza, a la desesperanza, la desesperación, el desamparo, la desolación? ¿Por qué impedir el desarrollo emocional e intelectual de la hembra que se ve en la necesidad de no parir? ¿Por qué traer hijos no amados a este mundo?
Forzar a cualquier hembra a parir, a criar, créanmelo, es lo más cruel que pueden imaginar. Y si no pueden sentir ni un poco de empatía por el verdadero terror siente alguien al verse obligada a llevar un embarazo no deseado a término, no digan nada.
La empatía lo es todo.