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domingo, 10 de marzo de 2024

Sobre los resquicios rimbombantes: El 8 de marzo.

Tiempo ha, nuevamente, que no escribo nada de nada. Ni en diario, ni una nota. ¡La nota! Terminó el semestre; creo que salí bien; aunque siempre me confundo con los modos griegos y alguna otra cosa. Si no los canto, no los capto. A la siguiente los cantaré. Hay cambios simples y cambios sencillos; también hay cambios complejos y verdaderos. Tuve que cambiar mi computadora; no fue culpa de Gaia, sino mía por descuidada. Prometo ser más cuidadosa y no dejar nada cerca de mi ordenador y de mis gatas. Todo por creer que sería un día tranquilo, pero aquí estoy, creyendo que puedo escribir algo este domingo, algo significativo, algo bueno, y no. Todo es solamente una sarta de ideas inconexas en lo que sale algo bueno de mi cabeza.
Puedo hablar de la marcha del 8 de marzo, el #8m, puedo decir muchas cosas de esta ocasión, (¿dejaré de ser sorora si digo lo que estoy pensando?). Pues lo dejo de tarea:
Esta marcha fue corta, fue pequeña, la convocatoria estuvo difuminada por otras convocatorias, por el ruido, los balazos de esta ciudad. Marchamos solamente unas cuantas y no abarcábamos más de una cuadra. Todas tenían pancartas y unas se sabían las consignas, otras tantas no. Las más básicas recitamos: ¡Alerta, alerta!, Señor, señora, Señora consciente se une al contingente, Verga violadora. Se repartieron más consignas, pero no las escuché, sobretodo porque estaba pintando con aerosol verde y esténcil las banquetas, pintaba leyendas tan bellas como: ABORTO LIBRE y VIVAS Y LIBRES. Decidí usar verde y no morado, porque soy totalmente proaborto, porque ese tema sigue causando escozor y porque es algo que jamás debe dejarse atrás, porque, ya se ha visto, que no es un derecho garantizado, ni aunque lleve años en un país de primer mundo, porque pronto vienen ya los derechistas a querer imponer sus ideas de carcamanes arcáicos y católicos y decir que su moral es la que debe regir las legislaciones del mundo. Fundamentalistas aquí y allá, debo decir. El mundo está en peligro real, pero a ellos no les importa, con que siga rolando su dinero, que se acabe el agua, que se mueran los pobres.
Es realmente alarmante, también, que haya señores profesores que se alegren de que se mande fuerza pública a sus alumnos y que esos señores se reproduzcan, porque seguramente son de esos que dicen que el derecho de nacer, que el cuerpo de las mujeres no es de ellas, sino que es un templo de dios y sepa qué dios, pero cuando alguien llega y les dice "este hijo será tuyo" son los primeros en desear el aborto ajeno.
Pero ese es tema de otra semana, o de la misma, porque en realidad es parte de lo mismo. Como el hecho de que haya muerto el creador de Dragon Ball, Akira Toriyama, y que los señores otakus de porquería hayan utilizado su muerte para vomitar su odio contra una causa y un grupo vulnerable que año tras año sale a las calles a protestar porque nada, absolutamente nada, ha cambiado desde, no sé, desde siempre. Porque a mi abuela la violentaron, a mi mamá la molestaron, a mí me jodieron y a las chicas que están creciendo también las están fregando.
Una niña como de 18 años se me acercó mientras adornaba la Alameda y me pidió el aerosol. Me comentó que justo el día anterior un señor había intentado tocarla.
"¿Y qué hiciste?"
"Nada"
"Sí, una no sabe qué hacer… A mi mamá se lo hicieron, a mí y ahora a ti. Nada cambia. Mejor lleva un seguro y los picas o saca unas tijeras y diles que si les sobra algo."
Se empezó a reír.
Porque sí, se dice que hay equidad, que hay derechos iguales para todos los habitantes, pero no hay respeto, no lo hay. No existe un respeto para las mujeres por ser personas. Sí lo hay por ser madres, por ser abuelas, por ser esposas, todas de, pero no por el simple hecho de haber nacido mujeres, tan no existe que un desconocido tuvo a bien/mal en tratar de insultarme, agraviando la masculinidad de mi Amor, que si es mandilón, que si soy la patrona, que si también le gustan los hombres, que si nos maquillamos juntos, que si es un pelafustán por tener por pareja alguien que quiere destruir la propiedad privada… Sí, pero ese no era el punto. El meollo era que tengo una pareja que me acompaña, que me apoya y que le gusta que haga cosas, al igual que a mí me gusta que él se ponga a querer ver arder el mundo. Sin embargo el desconocido quería insultarme diciéndole maricón a mi Amor. (ja, ja, ja) 
Tan las mujeres no son respetadas por sí mismas que prefieren insultar al que ellos creen, que son poseedores de nuestras vidas. No, las cosas no han cambiado, ni cambiarán. Tienen miedo y reaccionan más violentamente, ante una desconocida, con lágrimas de señor enfurecido, incapaz de manejar cualesquiera emoción que tuviere.
Y como dije, en broma antes de salir a marchar este 8 de marzo, en consigna genérica:

DE NORTE A SUR
DE ESTE A OESTE
EMASCULAREMOS UN HOMBRE AQUÍ
CUESTE LO QUE CUESTE.


Aborto Libre

 



martes, 26 de abril de 2022

Cansancio y un poco más.

Abril. Ya se fue abril y ni lo sentí. Entre tantos viajes y pendientes por hacer, viajes, viajes y viajes. ¿Y las fotos? ¿Y la diversión? Sólo viajes. Y sólo veía con recelo las fotos alegres y familiares de la gente, las bodas, los XV años, y yo, viajes, viajes, viajes.
Primero para peinar el asunto de los terrenos del padre, la familia ávida de sus hectáreas, de su cuarto, de su herencia. El hermano disponiendo a diestra y más que siniestra de lo que no es suyo, ayudado de la ausencia de mi padre. Todos dando por sentado que está tan enfermo que sería mejor hacer y deshacer por él, sin él. Ese viaje fue sencillo, más fácil, algo relajado. Con una parada en Oriental, otra en Libres. El enorme tren, las paletas del Pato y los quesos de cabra. Una charla con una vieja conocida, hotel decente y joda, joda, joda. Ningún otro paseo y un regreso bueno, con cemitas y alegría de no ver una súper carretera, sino la panorámica vía federal que me brindaba recuerdos, vagos, pero recuerdos.
Segundo, para peinar lo que dejó mi madre, mi madre y su hermana, aquella persona molesta que sólo gusta de estropear las cosas, aquella parienta que llegaba de extranjia para des-arreglar lo que ya estaba acomodado, como lo hizo la vez de la emergencia familiar, la vez que por su mandato se mudaron de manera revuelta y desordenada las cosas de mi madre a diversas locaciones, todas lejanas, todo mezclado. ¿Qué encontré?
Bultos de ropa, documentos desordenados, no las facturas, no los contratos, pero sí muchas cosas muy, pero muy viejas, trastos, ropa de cama, cobijas, dos o tres, quizá cuatro vidas. Las vi todas amontonadas y bien dispuestas por la sobrina, pero en desorden, de ese desorden de las cosas que no son tuyas y les das un sitio con lo que la mente te alcanza. Todas las cosas de mi madre.
A decir verdad, creía todo mucho peor. Tal vez el año transcurrido ayudó a que se fuera ordenando todo, aclaro que no solo, pero tal vez; sin embargo, ¿qué necesidad había de favorecer el caos ante el caos no pedido?
Las negociaciones.
Este viaje fue tan pesado, no sólo por los kilómetros manejados, no sólo por el estrés de no saber dónde estaba cada cosa, sino por ver qué era lo conveniente y cuáles iban a ser los nuevos términos en cuanto a los habitantes e la casa de mi madre. Finalmente, la de las decisiones habré de ser yo, ¿no? Y pues sí, así fue, porque es lo mejor para todos en este momento y porque no me doy abasto con las cosas. ¡Las cosas! ¡Cuántas cosas hay en todos lados? ¿Alguien quiere ropa de señora  mayor? ¿Alguien quiere una recámara? ¿Alguien quiere una caminadora, una cama de masajes? ¿Alguien quiere rentar una casa semiamueblada?
Las Cosas.
Mientras tanto, de tanta vuelta, tanto pendiente, tantas charlas, no hubo paseo, no hubo mucho que ver, pero sí gente horrible. Gente horrible en las calles, en el centro comercial donde paramos a almorzar, en las redes. Las señoras prepotentes queretanas amedrentando a las chicas que apenas estaban entrenando para formar parte del equipo de la cafetería. Las personas que hacían escarnio de las amigas que dejaron a la que apareció muerta en una cisterna. Las personas que se burlaban de aquéllos que lloraban una palmera que parecía que vencería a la humanidad.
La gente es horrible, es una porquería, y no cualquier gente, sino la gente del país. Ya no cada quien tiene su lucha, sino que cada quien tiene su móvil para odiar. Es tan cansado ver las estupideces de las personas, pero lo es más aún cuando una sólo quiere cerrar la mente tantito para lograr encontrar el mejor camino. 
El mejor camino.
El mejor camino sería… que dejaran estar en mi camino. ¡Cuánta mezquindad! ¡Cuánta falta de corazón y tiento! ¡Cuánto maldito egoísmo! Tanta porquería duele y hace que desee dejar de vivir, que sólo quiera estar acostada en mi cama viendo a la nada, sin decir nada, sin ver, sin oír, tan sólo sintiendo el fresco de las recientes lluvias, tan sólo acariciando la suavidad de las almohadas. Dejar de ser en la vida real y la tecnológica, simplemente desaparecer, como lo hice todo este mes de mi trabajo.
Dejar el camino, dejar.

Sombras

domingo, 8 de marzo de 2020

8 de Marzo 2020

Confesiones.

En diciembre de 2019 tuve un enfrentamiento terrible con mi familia. ¡Ah, la familia! ¿Qué haríamos sin ellos?

Esta entrada la dedico a unas chicas maravillosas, unas chicas que me dieron razón para seguir luchando, esperanza.

En diciembre de 2019 tuve un terrible enfrentamiento con varios miembros de mi familia, corrijo, con uno en particular, el más nocivo, la tía con la que comparto nombre. Ella, la que entorpeció todo, mujer machista, la que siempre defendió a un amigo que de pronto tuvo desacuerdos conmigo, la que es amiga de una psiquiatra que lamenta que se haya quitado la homosexualidad de las enfermedades mentales, la que iba a consulta con un yerbero poblano que me dijo que el sexo en exceso era enfermedad y orillaba a la gente a la homosexualidad, la que sobreprotegió a su hijo y nunca le contaba las cosas de la familia, la que odia a mi padre.
Mi padre, esa persona que pocos conocen, ni yo, ni él tal vez.
Mi padre tuvo una crisis psicótica por infartos cerebrales, estuvo internado en psiquiatría gran parte de diciembre, para ir brevemente a un asilo y luego retornar a psiquiatría, ¿por qué? Porque la tía que lo odia impidió que se tomaran las medidas pertinentes para su adecuado ingreso, porque se cree la dueña de mi madre, de la casa, de las vidas que no son suyas. Esa tía, que otrora parecía progresista, ahora es una señora institucional, que cree que hay una sola razón, la suya, y que se empeña en tener el control de todo, esa señora que ayudó a la ruina de diciembre de 2019.
Regresemos a mi padre. Él, el que tiene mucha cola que le pisen, odiado por la tía por hostigarla, con denuncias en su antiguo centro laboral de parte de unas compañeras suyas (a las cuales les creo totalmente); el típico ojo alegre, macho mexicano y poblano, celoso, de esos de escenitas de celos a mi madre, lo cual, supongo, hizo que ella se aislara del mundo exterior; infiel, hasta que se rompió la rama y lo sacaron de casa. Mi padre es todo lo que se puede esperar de un hombre en este país piñata, bueno, casi todo, porque no era un borracho, eso sí no. Tampoco era tan mal padre en los años de mi infancia, bueno, quizá sí un poco consentidor, pero me enseñó a ser una niña segura de mis capacidades físicas, no me obligaba a ser lo que una niña tiene que ser, me llevaba a los ensayos del coro, a los conciertos, jugaba conmigo en el parque, me respondía las preguntas que le hacía sobre el impala, hasta me conseguía los libros que en la escuela y en la facultad me pedían que ya estaban agotados. 
Supongo que dentro de su mente eso era ser padre, pero en algún momento él se fue de la casa, yo crecí y dejamos de conocernos. O quizá nunca nos conocimos, o quedamos desconocidos.
Él creció en un mundo sin papás. Fue mandado a un internado muy pequeño y no volvió al hogar jamás. Se la pasó de escuela en escuela, hasta terminar la ingeniería en el Politécnico. Luego entró a trabajar, luego se casó, tuvo una familia, fue infiel, se fue de la casa, regresó, se fue, regresó, se fue…regresó, se quedó y pasó todo aquello del diciembre de 2019.
¿Por qué escribo de mi padre a colación del día de la mujer? 
¿Por qué describo a esa tía, que es mujer como yo, de esa forma despreciable?
¿Por qué no hablo de mi madre?
Bueno, porque mi madre es cosa aparte y esto no es diván.
De la tía y de mi padre hablo porque son mis muestras representativas de lo estúpido que es el machismo.
Ella hace y piensa las cosas en función de lo que cree que está bien, según parámetros machistas: proteger a los hombres, repudiar a los homosexuales, joder a las mujeres, porque sí, lo que hizo en el asilo no fue otra cosa que arruinar el descanso de mi madre. Dirán, ¿y el asedio de mi padre hacia ella? Es culpa de mi padre, no se le puede justificar.
Él actuó como se supone que se debía hacer en el México de la Postmodernidad (oh, este país piñata), siguió los pasos dictados, fue el eterno proveedor, hasta que se cansó, hasta que estalló y enfermó, y quedó en el loop constante de su enfermedad,  su sexualidad perdida, de ya no ser hombre. Sí, porque ya no eres hombre cuando dejas de ser proveedor y no puedes tener sexo nunca más. Se acabó, mejor morir, ya no tiene sentido seguir si no se puede ser hombre, e s e   h o m b r e  que esta nación quiere, que este mundo matraca creó…Este hombre macho que se consume por no poder ser lo que en verdad quiso ser, por tener que cumplir su función dentro de la sociedad.
¿Qué quería ser mi padre además de ingeniero proveedor? Le gustaba dibujar y cantar. (Sí, por eso yo también canto), quería hacer muchas otras cosas, también mi madre, pero ambos tuvieron que dedicarse a formar un hogar, a mí, a criarme, y lo dejaron todo, se dejaron.
Dirán que fue su decisión y sí, pero tampoco había otro camino que seguir, o sí, pero el siempre deseado era ese: El del hogar feliz, de la gran familia mexicana…

Por casi un año estuve convencida de que ese modelo de familia, ese modelo de ser hombre, el modelo macho, ese modelo de ser mujer, el que le acomoda al macho, no podría cambiar en este país, porque todos parecen, no cómodos, todo lo contrario, pero sí conformes con ello. Nadie cuestiona el porqué del macho proveedor y de la mujer guardada. (Aunque la mujer ya trabajo, ah, pero todo lo que gana va para el hogar y los hijos, porque así debe de ser, además de que esa mujer trabajadora ha de partirse de 6 para atender todos los frentes sin decepcionar a nadie y sin derecho a descansar). 
Todo el año pasado estuve convencida de que el modelo patriarcal era imposible de tumbar, de que los señores de este país tenían todos los pelos de la burra en la mano—y de sus mujeres–, y que no habría ley, denuncia, petición, invocación, oficio, seña, grito, movimiento, revolución, que moviera el patriarcado, pero hoy, en este día, 8 de marzo de 2020, a punto de salir a marchar, puedo decir que encuentro en una colectiva de heróicas e históricas jóvenes, la energía y las ganas de tumbarlo.
¿Por qué?
Porque han demostrado que la juventud no tiene nada que ver con la ignorancia.
Me uno y quedo con ellas porque me conmueven como nadie, porque me han contado cómo desde muy pequeñas se las han visto muy mal con la violencia machista, y cuando digo muy mal, es en serio, no sólo miradas lascivas en la calle, no unos arrimones en el transporte público, sino exposición de sus intimidades y hasta golpes, con la consabida omisión de las autoridades para proporcionarles justicia.
Estas chicas me han abierto los ojos y hasta el corazón. Me han hecho entender cosas que difícilmente podría, de seguir encerrada en mis años y en mis problemáticas personales.
Porque las mujeres están siendo violentadas gravemente a edades cada vez más tempranas, y porque se las culpa y juzga duramente, sin pensar en que son personas que merecen dignidad y respeto, como  cualquiera.

Hace poco menos de un año quedé peleada con una amiga porque ella nunca pudo entender que utilizar el término de ideología de género era ofensivo para la comunidad LGBTTTI. Me enojé mucho con ella y me enoja más ahora, porque es profesora de chicas de edades tiernas, como las de la colectiva, y no veo que ella esté haciendo la diferencia que deberíamos estar haciendo nosotros, los de treinta y más sin hijos y con posibilidades intelectuales para jalar a los que siguen y darles total apoyo. Sigo molesta con ella también por otras cosas…

Mi madre no puede con su alma y mi padre perdió su salud. Ambos llevaron la vida que se supone que debían llevar, la linea marcada, tan machista y patriarcal, la misma linea que pega en la vida de las más chicas y también de los varones, ese machismo que lo consume todo.


jueves, 19 de septiembre de 2019

19.9.19

A pesar de no querer pensar en ello, de no querer expresar nada, de querer olvidar la ansiedad y el terror que sentí esa tarde del 19 de septiembre de 2017, ese estupor, esa incredulidad, porque, ¿en serio en 19 de septiembre? ¡No puede ser! Y sí fue. A pesar de quererme evadir y ver la televisión y poner las efemérides del día, que no encontré muchas, nuevamente caí en el tema del aniversario.
El aniversario número dos del 19s y número treinta y cuatro del terremoto del 85. Ambos nombrados diferente, ambos tan distintos y tan iguales.
Tan distintos porque, egoístamente, uno no me pegó y el otro sí. Tan distintos por su epicentro, su profundidad, sus afectaciones. Tan iguales por la gente que salió a ayudar, la solidaridad, la resiliencia, la camaradería. Tan iguales por el desastre y la destrucción. Tan iguales.
Muy a pesar mío escribo sobre esa terrible fecha, no porque haya perdido algo materia, no porque haya perdido algo de tranquilidad, no porque los cercanos a mí hayan padecido en demasía las consecuencias, no. 
Escribo por el impacto mediático, por la idea con la que todos, aparentemente todos, se han quedado del 19s: El heroísmo.
¿En serio?
Es decir, sí, se agradece a todos los que salieron de sus casas y ayudaron como pudieron a los que quedaron sin casa, o atrapados, o sin abrigo. Se agradece infinitamente, pero con las expresiones con las que me he encontrado este día de: "Bravo a los héroes", "México unido" y demás cosas y con tal avalancha de dichos pro heroísmo mexicano, me deja pensando en las motivaciones reales para ayudar. 
¿Ayudar porque se necesitaba sin más? o ir a ser los héroes de la película. No, tampoco lo escribo desde el sillón de la envidia, yo misma salí a ayudar, pero ya y punto. Salimos porque pudimos, porque queríamos y porque teníamos que hacerlo, no salimos para ensalzar posteriormente nuestros logros, ni que alguien más los ensalzase.
Si la motivación no fue la de el ser héroes entonces, ¿cómo es que los nombrados héroes permiten que ese discurso siga y tape las verdaderas consecuencias y daños del sismo del 19s y del mismo terremoto del 85?
¿En serio la gente que enarbola la gratitud al héroe anónimo no quiere darse cuenta de la manipulación de este discurso?
¿No están viendo que se pretende ocultar los daños, los derrumbes, la corrupción de lo DRO, el hecho de que se siguieron construyendo grandes edificaciones en suelos donde no eran adecuadas, el hecho de que donde se tumbaron edificios dañados ahora hay nuevos  aún más altos, el hecho de que muchas personas que se quedaron sin casa, siguen sin estarlo?
¿No se están dando cuenta de que la proclama de gratitud al héroe anónimo se está utilizando para que el grueso de los mexicanos eviten pensar, saber, investigar, mirar a simple vista, los grandes problemas sin solucionar del Gobierno Mexicano, si es que lo hay? ¿De verdad no quieren ver que, si hubo héroes fue porque nunca hubo un régimen que amparara a sus ciudadanos antes y después de la desgracia?
Tantos agradecimientos en las redes sociales y en los medios masivos de comunicación no me dejan más que la desazón de ver cómo la gente se deja cegar por el placebo de la unidad de los mexicanos y cierran los ojos fácilmente ante la gran ausencia que hay en este país piñata: El Estado.

Nota: Me costó mucho trabajo redactar esto. Me disculpo de antemano. Es el total coraje que hay en mí ante el evidente sopor de la sociedad.

martes, 29 de enero de 2019

Terrorcito

Habría que hacer un análisis muy amplio sobre la masculinidad, sobre la cosificación de la mujer, sobre el miedo del macho hacia la mujer (o hembra, por qué no), sobre su actuar sumamente violento en estos últimos años en este país piñata llamado México.
Leí por ahí una teoría interesante de por qué la ausencia del padre en la crianza del hijo, sea varón o mujer, afecta la masculidad y la transforma en no otra cosa que un macho violento, que rechaza a la madre cuidadora, que lucha eternamente contra el padre, que desea ser más que él y, en consecuencia, se hipermasculiniza hasta el punto de ser el violento, ajeno a todo lo femenino, misógino, incapaz de manejar sus emociones. 
Sí, lo estoy manejando de manera simplista tal vez, es un resumen vago que viene del fondo de mi cabeza, como resultado de una discusión grata sobre el tema y sí, quedamos de acuerdo en que el padre debería estar más cerca de sus hijos desde la salida del vientre, oh clemente, que debería estar presente para lograr conectar sus emociones con el crío y no sólo esperar largos años hasta que se le pueda enseñar algo útil. Debería, sí.
Pero en este país piñata llamado México eso es casi imposible. Primero por la crianza machista que todos, la que imposibilita que el padre se acerque a un bebé, ya sea por prohibición de las mujeres de la familia, como por su total miedo a romperlo, o porque simplemente, el padre no está.
La figura del padre en este país no existe. Eso lo sabemos. El padre sólo representa o algo vago, lejano, algo duro, alguien que da dinero, alguien que viene por las noches y los fines de semana se la pasa durmiendo o haciendo cosas de "El hombre".
Tampoco me voy a meter en psicología, porque no es mi fuerte, porque, si se quiere leer sobre ello hay un sinfín de textos que hablan mejor que yo sobre la figura del padre.
Suponiendo que el padre no está en este territorio por todas las razones sociopolíticas posibles, ¿cómo se salvarán los habitantes del país piñata?
Nunca habrá padre presente. Nunca habrá contacto con las emociones. Prevalecerán los machos misóginos incapaces de ver al otro —el otro que no debiera ser el otro, sino el igual, el que casualmente, y no, es una mujer— y tener consideración por él.
Estamos condenados.
Y dentro de esta condena queda la ola de desapariciones, feminicidios y nuevos secuestros a mujeres en la capital del país. ¿Y qué pasa? ¿De verdad por qué no hay fuerza policiaca que haga algo? ¿Es tan difícil abrir una investigación y dar con las redes de crimen organizado que seguramente están tras todas esas atrocidades en contra de mujeres y niñas?
Sin quererlo, y queriéndolo, lo he nombrado Terrorismo de Estado, (aunque algunas damas ya me han dicho que he sobre dimensionado el asunto y por eso he optado por cortar con ellas). ¿Por qué decirle así a la falta de interés de las autoridades en hacer una investigación ante la obviedad de la situación? Es decir, si se sabe que hay redes de droga que no sólo comercian con droga, sino con órganos, niños, mujeres, hombres, todo lo que se pueda vender en el mercado negro, ¿por qué no actuar?
Justo por eso. No se ha hecho verdaderamente con el problema de la droga, mucho menos con nimiedades como la desaparición forzada y a plena vista de muchas, muchas mujeres y niñas, al fin que son más de la mitad de la población, que son grupo vulnerable (vulnerado, diría yo), que son histéricas, argüenderas, mentirosas, traicioneras, que deberían quedarse en su casa a hacer labores del hogar y no salir a la calle a simplemente pasear, o ir al cyber a hacer una tarea. Porque el "ellas se lo buscaron" significa: "Ellas están afuera y podemos tomarlas para nuestros fines."
Pero no, así no piensan las autoridades, así piensan los delincuentes, mismos que, yo supongo, le dan algo a los que deberían vigilar para que no hagan nada, para que asientan cuando les diga un hombre que esa mujer está histérica y mal de su cabeza. El gobierno no piensa que las mujeres sean El Otro, la otra, la incomprensible, la dócil, la que no debería hacer ruido.
¿Y cuando ella hace ruido? Fácil, se le calla, hasta se le desaparece.
¿Y si hay muchas que hacen ruido? Fácil, se les inyecta miedo, temor, terror. Porque, según estoy leyendo, el Terrorismo de Estado es  
«…una forma del ejercicio del poder estatal cuya regla de conocimiento permite y/o impone, con miras a crear el temor generalizado, la aplicación clandestina, impredecible y difusa, también personas manifiestamente inocentes, de medidas coactivas prohibidas por el ordenamiento jurídico proclamado, obstaculiza o anula la actividad judicial y convierte al gobierno enagente activo de la lucha por el poder»1
¿Qué es esto? Según entiendo, en mi poca cabeza, que el Estado ejecuta el terror de manera clandestina (puede ser mediante delincuencia organizada), para el ordenamiento de los inconformes. Este terror puede darse no sólo mediante la fuerza policiaca sobre el ciudadano, sino con la falta de autoridad sobre quienes lo están amedrentando y quitando no sólo su tranquilidad, sino hasta su vida. 
¿No está pasando justo esto en la sociedad del país piñata llamado México?
O acaso estoy alucinando, me estoy yendo por caminos errados, por imaginerías mías. ¿No acaso el Estado es falto de acción ante el terror perpretado por —asumo, supongo— grupos de delincuencia organizada contra mujeres, no es omiso?
¿Y le convendrá?
Claro que sí.


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1GARZÓN VALDÉS, Ernesto, Filosofía Política,
Derecho, Colección Honoris Causa, Universidad
de Valencia, 2001, p.147.