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sábado, 17 de agosto de 2019

Poblanos, esos horribles machos.


No iba a escribir nada sobre las protestas feministas de estos últimos días, ni sobre las violaciones que no tienen ni reparación, ni justicia, (ya ni hablar de cómo los médicos de Morelos aún se congratulan de tener la objeción de consciencia para negarse a practicar un aborto en caso de violación). No, no iba a tocar el tema, porque me rebasa, porque va más allá de mis agallas y de mi coraje, porque entiendo la ira e impotencia que las mujeres cargan día con día, en mayor o menor medida, porque sí, no hay mujer que haya sido libre de violencia de género, o violencia machista, como quiera llamársele. No hay mujer que no cuente alguna anécdota de cómo de niña el tío la quiso jalar por allí, de cómo cuando estaba sentada en el transporte público con sus shorts un hombre le tocaba las piernas, justo al lado de la madre, de cómo, al caminar por la calle, pasó un señor y le dio una nalgada, cosas así, por decir, así sin nombres.
Y sí, en cada una está también el detenerlo, en decirle al personaje masculino: "Detente", pero en lo que agarramos valor, en lo que logramos reaccionar, en lo que nos aseguramos que es acoso o toqueteo y no el simple vaivén del camión, se nos va la oportunidad de encarar y darle tremendo tortazo. (Aunque, justo por los acontecimientos recientes, no habrá el que diga que ese tortazo es violencia contra el hombre, que la mujer también maltrata, viola, mata —no importando que lo haga en defensa propia, eso qué—. ¡¿Alguien quiere pensar en los hombres!??)
Pero bueno, no iba a escribir nada sobre los últimos acontecimientos en este país piñata sobre las violaciones de policías a una menor, ahora desacreditada por las autoridades, contra las radfem (feministas radicales, por si no saben que es), que maltrataron el mobiliario urbano y el hermoso monumento a la independencia. (Así con minúsculas) (Pobre Niké, pero bueno, ella entendería totalmente).
Entonces, ¿qué me hizo querer escribir sobre el tema? Por supuesto que una razón personal, porque soy un ser egoísta y todo lo veo sólo y únicamente a través de mi estrecha visión y, cuando algo me pega, agrede o molesta, entonces ya es mi problema. (Mentira que me haya indignado por las violaciones y omisiones de las autoridades, yo gozo de mi posición y lo demás ni me viene ni me va…sarcasmo, por si no saben leerlo).
¿Cómo me afectó esto?
Desperté y vi un montón de publicaciones de hombres diciendo que ¡Cómo era posible que las mujeres (tan fragantes y delicadas, eso querían decir) se hubieran atrevido a atentar contra los símbolos patrios! ¡Cómo era posible que hayan vandalizado de esa manera la estación del metrobús, eso no es de damas! (eso también lo dejaban leer). ¡Qué esa no era manera de manifestarse, que hay formas! (han de ser de usos y costumbres de su pueblo natal) ¡Que esa no era manera de exigir respeto, que hay que respetar! (Lo que me acaba de recordar un dicho que mi tía me dijo sobre el honor, que no es quien lo merece, sino quien lo da…Habría que profundizar, pero este no es el momento). ¡Que…demás cosas!!!
En resumen, que las radfem (feministas radicales, para quien no sepa, ya sé que lo escribí, pero luego no saben leer, si quieren saber más, pueden hacer uso de su buscador, ahí está mucha más información, este blog no es para instruir) son vándalas, violentas, masculinas, delincuentes, y que todas, toditas las que fueron a la marcha (a la cual no pude ir) son así, para acabar pronto.
Y toda esta letanía de lo que leí de los machines (en texto y subtexto) se me hubiera resbalado del todo, si no lo hubiera leído de cierto poblano familiar mío (lo siento, no soy perfecta, tengo familiares de Puebla).
Ese pariente mío tenía una visión del mundo parecida a la mía, hasta que algo, que desconozco, pasó y se convirtió en un señor poblano más en este país piñata de este mundo matraca y este pariente poblano tiene un detalle oscuro que alguien, también pariente, me confesó alguna vez; y hasta hoy día lo recordé, lo relacioné y me indigné.
¿Con qué cara este macho manoseador se atreve a juzgar a las que salieron a manifestarse y lo hicieron como saben y/o quisieron hacer? ¿Con qué cara las descalifica y dice que le duele ver la destrucción de una ciudad que, por cierto, no es la suya, cuando lo que realmente importa y detonó dicha destrucción fue la rabia ante las violencias sexuales de todas, y que él mismo ha perpretado? ¿Ya no se acuerda, olvidó convenientemente, lo que le hizo a esa parienta en común, junto a otros iguales?
No puedo decir más sobre el tema, no me corresponde, le corresponde a ella, así como me toca a mí guardar su nombre, pero yo le creo, le creo porque es una mujer, le creo porque este pariente es poblano, porque sé, por oídas y vistas, cómo se comportan los machos poblanos, porque mi padre es de allí y he oído horrores de su propia voz, porque he visto cómo los viejillos miran a las muchachas en ese Estado, porque he oído cómo se expresan de las mujeres allá, porque me sé las historias truculentas que se guardan en esas casas…
¿No tiene memoria el macho?
Claro que la tiene.
Lo que no tiene es vergüenza, lo que no tiene es dignidad, lo que no tiene es empatía, lo que no tiene es humanidad. Ese macho no merece respeto: No es quien da el honor, sino el que lo merece.
Es lo que diré al respecto esta ocasión.

domingo, 21 de julio de 2019

Domingo cinco.

Izúcar de Matamoros, Puebla.
Este fin de semana fuiste con tu amor y regresaste sin él. No estaba pensado así.
Regresaste sin él a causa de su trabajo, del mal trabajo de un idiota jefe, incapaz y cobarde. 
Regresaste sin él, pero ya tranquila, aunque ayer tuviste mucha ira; ira porque te lo quitaría; ira por los planes rotos.
Apenas el viernes estabas muy contenta, porque habría poco qué hacer el fin, sólo ir con él y disfrutar. El disfrute se cortó por causas ajenas a tu amor, a ti, se cortó con la soberbia de un hijoeputa que se cree todo, pero no es más que un mierda miserable, y pensar que así hay muchos en ese medio. Gente que ve dinero y cree que es todo, gente que pelea por menos de cincuenta pesos, que dice que los viáticos de cada integrante del equipo son parte del presupuesto del proyecto.
Ese tipo es un mierda.
Y te robó a tu amor por más horas de las convenidas.
Estuviste sola en el zócalo de una ciudad desconocida, recorriendo y tomando fotos, medio perdida por las calles, estuviste a gusto, pero alerta, porque estabas sola, porque sabes qué tipo de personas son los machines de ese Estado, ¡si lo sabrás!, tienes familia de allá. Caminaste, te sentaste, tomaste fotos, caminaste; no te metiste en ningún café, porque estás todo el día encerrada en tu casa. Esperabas que tu amor saliera a las seis, pero salió casi las ocho, muy molesto y enojado por las chingaderas (no existe otra palabra) del tal hijo de puta ese (tampoco hay otro término).
Ha decidido cosas (ya estaban decididas), así que ya es menos (no quieres hablar más de eso).
Luego fueron a comer tacos con el amigo y su novia y se relajaron un poco. El amigo estuvo de acuerdo con tu amor.
Los malos tratos no hay quien los aguante, y menos de una persona inferior moralmente.
Es una lástima que ese proyecto y ese Instituto estén llenos de ineptos de ese tipo, de jefes tan viles que dejan a su equipo recién baleado en campo, o de jefes que no son líderes y hacen lo que su aún más estúpida e incompetente pareja dice. Es una pena que se gaste presupuesto así.
Regresaste sola a tu casa. Las gatas están bien. Isis te saludó y hasta te acompañó. Las niñas comieron gustosas.
Ahora descansas ya. 
Pronto…