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lunes, 10 de julio de 2023

Conversación imaginaria.

–¿A qué le tienes miedo?
–Al ridículo.
–¿Por qué?
–Porque de niña se burlaban de mí y no me tomaban en serio.
–¿Quiénes? 
–Algunos parientes, aunque supongo que mis padres no; tal vez pensaban que era sólo un capricho lo que hacía, pero aún así me apoyaban, me llevaban y me daban lo necesario para hacer mis cosas.
–¿Tú sientes que eso es apoyo?
–Si, nunca me faltó nada material para llevar a cabo mis labores.
–¿Aunque al inicio no era exactamente lo que tú querías?
–No, sí, al inicio me quería dedicar a otra cosa, pero me dijeron: "Primero aprende a cantar y luego a tocar el piano."
–Y te quedaste cantando, ¿o chiflando en la loma?
–A veces siento que sigo chiflando en la loma.
–¿Qué consideras que es ser Artista?
–Ser Artista es ser una persona de crear, escenificar, imaginar, concretar y así provocar a las personas.
¿Tú crees que ese Artista que dices ser, sería hoy valorado por tu madre?
–…
–¿Tú lo crees?
–…
–¿…?
–Ella decía muchas cosas por fuera, pero pocas para mí. Me decía que podía hacer muchas cosas, pero como si no las hiciera o como si las cosas que hacía no retribuyeran y, por ende, no fueran valiosas.
–¿Tú crees que ese Artista que dices ser, sería hoy valorado por tu madre?
–No, no lo creo.
–¿En qué te basas?
–En que son ideas poco visibles y poco capitalizables.
–¿Aunque sea algo vistoso y escénico?
–Siempre le veía detalles. 
–Tú sabes que ella te presumía con sus amistades, ¿verdad?
–Sí.
–¿Entonces?
–Ella siempre se veía desesperada, como si estuviera segura de que yo no sabía lo que quería.
–¿Y lo sabías?
–En parte.
–¿Cómo?
–Sabía lo que quería, pero aún no sabía cómo llevarlo a cabo.
–¿Y ahora sabes?
–Sí.
–¿Qué cambió?
–Que ella murió, que siento que puedo hacer lo que quiera sin que nadie me regañe y que tengo un Amor.
–¿Y no lo tenías antes?
–Sí, pero no habíamos echado tantas raíces aún.
–Para finalizar, ¿tienes algo qué decirle a tu mamá?
–Ojalá me veas y disfrutes las cosas que hago, aunque no las entiendas. Isis cuida muy bien, yo creo que sí lo sabes.
Soy yo en el Tren Escénico.


viernes, 23 de junio de 2023

Uno de esos días...

He tenido la tentación de escribir acá, mas no me he podido dar el chance de hacerlo, puesto que, cuando he tenido un par de minutos, he estado ya bastante cansada, o con el tiempo encima. Justo ahora el tiempo cambió y me dio la oportunidad de saltar mis obligaciones y escribir un poco sobre mí, sobre el otro, sobre los días que requeman mi cabeza y me llenan de insatisfacciones y esperanzas de: ¿En verdad soy capaz de? Tuve la idea de hacer algo así tan vago, un ejercicio de escritura pequeño, pequeñito, no obligatorio, aleatorio, un mero juego, tuve la idea y salió algo que yo no supe si salió, pero que alguien externo confía en que sí lo sea, en que sí vale lo suficiente para presentarlo públicamente, ¿seré yo capaz de rellenar 60 minutos de ideas y creatividad sin ninguna canción, sin ninguna ponencia, ninguna cosa de interés social o escénico? Quién sabe. El chiste es que por alguna razón desconocida un profesor piensa que escribo poesía y me dice que la lea en público, así, como leen las personas de literatura (de entre las cuales estoy y no, sólo por el flamante título de licenciatura que finalmente poseo, pero que no dice más sobre mis capacidades intelectuales). ¿Qué será de mí en ese día? ¿Haré el ridículo?
Uno de esos días… Como el día en que so pretexto de trámites, nos escapamos y tuvimos una cita de esas como las que teníamos antes, una cita soleada y llena de viento, de añoranza y de ganas de salir más allá, más arriba, sin más planes que caminar hacia la otra calle y llegar para tener una mejor vista, un café o una comida rica. ¿En qué momento dejamos todo eso? Ah sí, en el momento en que nos mudamos y el sol inclemente impide ese tipo de salidas, en el momento en que dejamos de encontrar sitios agradables y en donde todo sitio era rellenado con chocolate líquido y dulce sobre dulce, sin posibilidad de contraste en el gusto. ¡Qué terrible gusto! Uno de esos días que tanto nos queríamos y que caminábamos sin rumbo y con estilo por las calles, esas calles que ya no son nuestras calles, sino la de otros miles de personas que es el mejor futuro el estar en esa ciudad tan llena, tan acomodada, tan sin agua y con millones por todas partes.
Será que la construcción de mí misma está aquí, cimentada en el no ser como ellos, como esos otros, los de la ciudad, los del campo, los de las afuera. Será que Una es Una y nada más, y que tal vez sí sea capaz de aprender, de emprender de nuevo el sueño que yo misma corté, por miedo y comodidad, por querer tener un futuro estable, ese que no lo hay, por saber más y quedarme corta, tan sólo con unas cuantas fuentes.
Total que quizás sí de el ancho y tenga parque y pueda leer poemas sin tanto desgaste, pero eso sí, con un poco de histrión, tal vez sí, porque de literatura soy, pero también le hago al teatro y de música y de arte y de todo, como un mole bien hecho, no tan picante, no tan dulce, pero bien condimentado y que sí, también cae pesado.

Una


martes, 5 de julio de 2022

Adiós, ayer, adiós.

Un encuentro bastante incómodo tuve la semana pasada. Un encuentro que ni esperaba, ni quería, ni sabía el porqué del objeto. ¿Para qué verla? ¿De qué me iba a hablar? ¿Me iba a reclamar algo, a pedir, a solicitar, a ordenar? ¿Querría yo pelear con ella? ¿Querría yo decirle que la culpo totalmente de la muerte de mi madre, de su cansancio previo a dejarse caer al pozo? ¿Valdría la pena el desgaste y la pérdida de tiempo?
La mesura llegó a estos, años, cierta mesura, sí, aunque no la completa calma ante las cosas inoportunas. Ansiedad sí hubo, bastante, incomodidad y alguna pelea. ¿De qué servía acceder a verla? Tal vez era mera curiosidad de saber qué quería de mí, si había alguna novedad, porque algo bueno de ella, no, totalmente no. Lo dudo.
Luego llegó a mi cabeza ese recuerdo infantil de ella cuidándome, llevándome al cine a ver Terminator 2, de darme un libro a leer, de enseñarme cosas y tenerme la confianza para habitar su casa por semanas, todo en esa infancia tan inocente, tan falta de juicios y valores en contra. ¿Qué pasó con la tía que sí cuidaba de mí, que era moderna por ser la más joven? ¿Qué pasó con esa mujer a la que yo admiraba de pequeña, que me subió al metro por primera vez, que me prestaba ropa para sentirme mayor, que me enseñó a que se puede ir al mercado a comprar una fruta cuando se tiene hambre y así matar el apetito sanamente?
Se fue con mi infancia, llegaron los prejuicios que se asientan con los años, con la adolescencia, los prejuicios que se postran sobre la cabeza de la que está creciendo y le impiden ser ella misma, hacer cosas nuevas, y buenas, y al mismo tiempo que mi inocencia desapareciera, sus prejuicios de adulto rancio, de ideas conservadoras, llenaron su mente, (o quizá ya estaban allí, pero era incapaz de verlos). ¿Qué pasó entonces? Me volví otra, me volví yo, me volví Una.
Accedí a verla, a pesar de que se me dijera que para qué. Pues accedí a verla por educación, por cortesía, por verla, porque quizá sí sería la última vez que la viera en la vida, quizá no. Accedí un poco por los recuerdos de la muy lejana tía. Fue tan mesurada la visita, tan de dientes afuera, tan falsamente cortés e hipócrita, tanto que valió la pena, por saber que yo era yo, y soy otra, y soy Una, tan lejana a la que piensan que soy, tan ajena, afortunadamente ajena, y capaz de mostrar una careta correcta, por el bien de todos, a pesar de mi disgusto, a pesar de su presencia, a pesar de que insultara ya sin razón a mi padre, todo por mi padre, por mi tío, que la acompañaba y, sobretodo por mí. ¿Valdría la pena la pelea y el desgaste físico-emocional? No.
Ya no estoy para esos trotes, ya no doy el cuerpo en cosas que no producen el bien en mí. Ya aprendí. ¿Ya aprendí?
Luego vino la llamada telefónica. "¿En qué proyectos estas? ¿Qué estás haciendo?" Cosas, esa fue mi respuesta, cosas, porque soy libre, verdaderamente libre, no le tengo que rendir cuentas a nadie, ni contar mis sueños y proyectos a ninguna persona que no lo valga, y porque, recordé también muy bien, que justo la faceta de carne de mí, la humana, la faceta de EL ARTEEEEEE que me conforma, fue la que más deseó aplastar durante mi formación. Por supuesto que no tendría que contarle absolutamente nada.
Eso, sumado a su insistencia de no aceptar la violencia (como si apartar a su hijo de su familia no lo fuera, como si pelear la cocina con su hermana no lo fuera, como si dejar a su sobrina con hambre después de una ida al hospital a ver a su hermana, no lo fuera), y de recalcar quién era su única familia en este país –su hermano, mi tío– y decir que será la última vez que estará y que sólo viajó por su única familia que le queda. No, no vale para mí ya, ni por el recuerdo, ni por la admiración que alguna vez le tuve, esa que valió para que accediera a perder un par de horas de mi vida en verla. Ya... 

...adiós a la tía


jueves, 27 de agosto de 2020

De los tiempos pandémicos.

Tiene tiempo que no escribo una entrada por acá, ¿por qué? No sé, quizá por falta de soledad, quizá por exceso de trabajo, quizá por tantas cosas, quizá. Tengo muchos meses sin escribir, dejé de sentirme especial, dejé de querer compartir mi pensar, mi pesar, mi penar, y me centré en el trabajo, en el estudio, en las cosas por hacer. Sin querer me llené de actividades de un día para otro, sin querer y conociéndome. Desconociéndome. 
¿Qué sería de él sin mí? 
¿Qué sería de mí sin él? 
Estos días me he centrado, concentrado, de forma concéntrica en lazos, en redes, en páginas, en mujeres, todas ellas feministas, y no pude tomar descanso del todo , porque surgía una y otra cosa, porque de lo que me quise encargar, una labor insignificante, pero que ha resultado fructífera. Me censuré. 
Escribo hoy y aquí con más ganas que ideas, mirando a mi gata Asuka, sabiendo que hoy viene mi Amor, porque sí, de nuevo, se irá por días y me dejará a cargo del hogar entre semana. Sin embargo ahora pesa más que hace un año, justo porque ya nos habíamos adaptado el uno al otro, justo porque él tenía su papel y yo el mío, porque ahora tengo trabajo en casa y no tengo mucho tiempo de hacerme cargo de todo, ni del desayuno, que él siempre prepara. Hoy, por ejemplo, terminé almorzando a las 12 del día, entre tirar la basura, entre la charla con la vecina, limpiar lo de las gatas, las otras labores de la internet. Lo bueno fue que dejé mi yogurt de guayaba listo desde ayer y que no pasé hambres por la mañana, o casi no. 
Escribo porque este día es día de escribir, porque se me cancelaron las actividades laborales. En verdad, que ayer tenía una idea muy buena, pero tuve mucha faena y ahora, nada. 
Acabo de recordar a un amigo de mi Amor diciéndole, recriminándole que lo he cambiado, que ahora toma pulque conmigo; y me quedo pensando en lo terrible que es que la pareja cambie por uno, que lo verdaderamente terrible es cuando se cambia por el otro para mal, para enconcharse, para guardarse en su casa, para trabajar y sólo dar el gasto, para dejar de mostrar las rodillas, para dejarse de maquillar, para aislarse de los suyos. Es terrible, triste y peligroso, sobretodo lo último. Dejar de ser por el otro, ser un bulto gris al lado de la puerta, en la esquina de los trebejos, en el umbral de la alcoba, ser un nada porque el otro quiere, porque le conviene, por sus celos, por su explotación, por su ansia de control y su inseguridad e inmadurez. Ser la nada y dejar la humanidad tirada como un trapo viejo. Eso sí que es terrible y peligroso…No beber un litro de pulque. Sólo me vino a la cabeza eso antes de sentarme a escribir. 
Será también que ya no he escrito porque la gente no lee, o porque la gente dice que no lee, cuando en realidad sí lo hace. 
¿Por qué perpetuar esa idea? ¿Por qué seguir repitiendo lo que se ha dicho y hecho desde los 90s? 
La gente sí lee. 
¿Por qué vender un taller literario con la mera imagen? ¿No habría, acaso, que dotar de palabras antes que de imágenes para el quehacer literario? Ya me perdí. Entiendo que la imagen lo dice todo, pero no entiendo el afán de todo constreñirlo a una sola pintura, a una foto, a la idea que te la la foto, sin saber el fondo, sin mostrar el contenido porque, ¿no acaso el contenido en lo literario lo es todo? Y sí, la forma, pero en la forma está el estilo…¡Y no la foto del autor!! 
Me cansa la perpetuación de las superficialidades heredadas del final del siglo XX, me cansa que las repliquen, que no las cuestionen, que simplemente digan que así es, porque los medios digitales, porque las tecnologías y el mercado así lo han colocado. No. No es lo mejor. Sí, mucho poner en tela de juicio el patriarcado, el machismo, pero no poner en la mira la superficialidad que nos ha llevado a los lugares más oscuros y peligrosos, ya no sólo en nuestras psiques, sino en las calles, a manos de los carentes de escrúpulos que así crecieron, así fueron educados, justo con esa idea de la imagen por sobre el contenido. 

No. Me niego a tener una vida de sólo imágenes. Me niego a que e muestre sólo una foto, un retrato, una imagen ya distorsionada de mí y de mis actuares. Hay, que no habrá, hay que cambiar ese círculo vicioso, romperlo, constreñirlo, hacerlo trozos y levantar la cabeza, las ideas. Que éstas lo sean todo y no sólo un pedazo de bits con colores y unas cuantas palabras. Supongo que esto último es lo que en verdad quería escribir desde el principio; y no salía nada, porque las reflexiones siempre vienen a mí tras darle varias vueltas a todas las ideas sobresalientes y triviales que le rodean. 
Ojalá que alguien lea esto. Ojalá haya mentes pensantes verdaderamente.

riqueza gastronómica


lunes, 29 de junio de 2020

Nostalgós, feminismo y hartazgo.

Hay de días a días. Hay recuerdos horribles. Hay tormentos. Hay maldades. Hay todo.
No hay nada.
Esta tristeza que no se salva con nada, ni con laminitas, ni con pastichés, ni con nada. Tengo hambre que es ansiedad, o hambre que es depresión. ¿Será que la pandemia ya me ha rebasado? Llevo meses sin ir a con mi madre, quiero y no, quiero porque no la he visto y no, por miedo a la infección y a todo lo que conlleva ir allá, a perder interminablemente el tiempo para arreglar algo que quizás no tenga arreglo, o sí. Son cosas que tengo que hacer, pero cosas que ahora mismo no he de hacer. ¿Qué más da? ¿Qué más decir?
Será que estoy harta de mí, harta del hastío, harta del mundo de las redes, temerosa del mundo real, de la enfermedad y la muerte. Quizá no me llegue,no quiero que así sea, y sólo me esté llenando de temores, de alucinaciones. ¿Necesitaré terapia?
No. Sí.
No quiero. No quiero. No quiero.
Lo único que quiero es cariño, pero luego no tengo, porque algo pasa, alguna torpeza de mi parte que parte todo, que ensombrece el ya ensombrecido día. Yo sólo quiero ternura que no hay, porque quizá el otro no esté en capacitar de dar. Y entonces sólo lloro, en silencio y en su presencia, y lloro, ¿por  qué no le digo  nada? Porque no quiero, no quiero, no quiero. Simplemente quiero el día llano, sin pedir nada, sin decir, sin accionar. No quiero explicar lo que ya he explicado, y no, no quiero, no quiero, no quiero. (Y estoy llorando, así, en silencio, sin gimoteos, el arte de llorar sólo lagrimeando, tal vez sea ese el arte del dolor profundísimo).
Lo hecho durante estos meses no ha dado muchos frutos. No. Porque mi trabajo no es suficiente, porque no soy suficiente, no soy nadie, ni nada, no. Porque mi tiempo no cuenta, ni la preparación, ni los preparativos. Me he quedado sólo con un par de videos larguísimo y ningunas gracias, ni palabras. He sido excluida de todo. 
He sido excluida de mí misma. Tengo frío. No me gusta tener frío.
Estoy harta de estos días, de estos climas, de estos vientos. No me gusta el vacío que viene después de un estornudo. No me gusta nada, nada, nada. Como tampoco me gusta a la idea de renunciar a una convicción por la convicción de otras. ¿Quién hubiera pensado que un bloque feminista estaba en contra de la comunidad LGBTTTI por infinitas razones? Sí, que son varones, sí, que muchos varones homosexuales son misóginos, sí, que algunos Trans lo son y se creen superiores, sí, que lo políticamente correcto se está comiendo la palabra M  U  J  E  R, sí, pero ¿oponerse al orgullo? ¿oponerse a la fiesta, celebración y conmemoración de una lucha por algunos sectores? ¿Cuándo la parcialidad define el todo?
Si es así, soy BISEXUAL antes de ser FEMINISTA, porque me prefiero en mi interior que en mi exterior político…Como si una cosa excluyera a la otra, como si la orientación sexual fuera un estereotipo de género. 
Estoy harta de las generalizaciones.
Estoy harta de estar en silencio.
Estoy harta de estar harta.
Estoy harta de no recibir ternura.
Estoy harta de tener que ser cuidadosa y callada.
Estoy harta de buscar el equilibrio y la paz mental.
Estoy harta de ser una huérfana con padres vivos.
Estoy harta del sentimiento de desamparo.
Estoy harta del tacto.
Estoy harta de la impaciencia de la gente.
Estoy harta del delirio.
Estoy harta de la falta de empatía y compasión.
Estoy harta de ti, de todos, estoy harta de mí.



martes, 20 de agosto de 2019

Aniversario.

Gracias Isis por soportar este cambio.
No estamos muy seguros de el día en que llegamos acá, ¿cuándo fue nuestra primera noche en el hogar conjunto? Estamos con que fue el 18 de agosto, la verdad no nos acordamos, podríamos recordar, ver anotaciones, algo, pero creo que preferimos no hacerlo.
Así que simplemente este pasado 18 de agosto, celebramos nuestro aniversario.
Hice ricas hamburguesas con papas a la crema, nada light, porque no nos gusta la comida light, ni los reemplazos, aunque, a decir verdad, la carne de hamburguesa estuvo compuesta por carne molida y lentejas en puré. Miren que salió bastante bien. No hay fotos, porque vivimos el momento y ya. Fue un buen día.
¿Qué nos deja el aniversario? ¿Qué nos deja el año viviendo juntos? ¿Sentimos más, sentimos menos, sentimos igual? ¿Hemos cambiado?
Creo que no hay respuestas, aún, y no las hay porque no las he querido responder, creo que tampoco mi amor, porque no tiene caso, por el momento, no hay mucho que decir de más, o de menos, solamente escogimos estar y ser felices ese día, el anterior y el que sigue. Fue así, porque tuvimos días difíciles, donde no estuvimos, porque todo apuntaba a la gran pelea, o pequeña, pero pelea, donde todo parecía desacuerdo tras desacuerdo, pero no, eso se ha arreglado, ¿cómo? No lo sé. Creo que tomando distancia (uno, dos, uno, dos, uno, dos, tres…). Siempre es bueno tomar distancia, tener unas pequeñas vacaciones de la vida diaria, mirar con los mismos ojos diferentes aires. Los aires buenos y malos; los malos y helados, esos que no son los del hogar; los buenos y graciosos, de esos que van escaseando. 
La familia está, sólo está. Siempre las mismas dificultades y luego, mejor regresar a mi hogar, este que sí me gusta, este que sí se ajusta a mis necesidades psíquicas, físicas, emocionales, carnales y amatorias. Nuestro hogar, el del caos y el orden que se niega a ser vencido (aunque todo parezca no más que caos); nuestro hogar, cuna de Fufú y de Asuka, retiro de los años de frío de Isis…
Oh, Isis, tan bella gata, que ha soportado la mudanza y al nuevo integrante de la familia,  al que ha sabido manipular y hacer de él lo que quiera, porque para eso son los humanos, según dice mi amor. Yo sólo sé que soy de Isis y que tenemos una relación bastante peculiar y unida, aunque lo niegue la felina.
Nuestro hogar. Todo lleno de plantas que crecen sin control, zapatos que se niegan a estar ordenados, cajas, plásticos y chucherías; lleno de sueños e ilusiones, de sábanas que se ensucian pronto (jeje) y de maullidos demandantes porque ya tienen hambre (aunque coman bichos durante la noche).
Nuestro hogar con nuestra familia de gatitas y que promete ser más grande e innovador, más espacioso y también más alocado y lleno de verdor.
De eso se trata la vida.

sábado, 17 de agosto de 2019

Poblanos, esos horribles machos.


No iba a escribir nada sobre las protestas feministas de estos últimos días, ni sobre las violaciones que no tienen ni reparación, ni justicia, (ya ni hablar de cómo los médicos de Morelos aún se congratulan de tener la objeción de consciencia para negarse a practicar un aborto en caso de violación). No, no iba a tocar el tema, porque me rebasa, porque va más allá de mis agallas y de mi coraje, porque entiendo la ira e impotencia que las mujeres cargan día con día, en mayor o menor medida, porque sí, no hay mujer que haya sido libre de violencia de género, o violencia machista, como quiera llamársele. No hay mujer que no cuente alguna anécdota de cómo de niña el tío la quiso jalar por allí, de cómo cuando estaba sentada en el transporte público con sus shorts un hombre le tocaba las piernas, justo al lado de la madre, de cómo, al caminar por la calle, pasó un señor y le dio una nalgada, cosas así, por decir, así sin nombres.
Y sí, en cada una está también el detenerlo, en decirle al personaje masculino: "Detente", pero en lo que agarramos valor, en lo que logramos reaccionar, en lo que nos aseguramos que es acoso o toqueteo y no el simple vaivén del camión, se nos va la oportunidad de encarar y darle tremendo tortazo. (Aunque, justo por los acontecimientos recientes, no habrá el que diga que ese tortazo es violencia contra el hombre, que la mujer también maltrata, viola, mata —no importando que lo haga en defensa propia, eso qué—. ¡¿Alguien quiere pensar en los hombres!??)
Pero bueno, no iba a escribir nada sobre los últimos acontecimientos en este país piñata sobre las violaciones de policías a una menor, ahora desacreditada por las autoridades, contra las radfem (feministas radicales, por si no saben que es), que maltrataron el mobiliario urbano y el hermoso monumento a la independencia. (Así con minúsculas) (Pobre Niké, pero bueno, ella entendería totalmente).
Entonces, ¿qué me hizo querer escribir sobre el tema? Por supuesto que una razón personal, porque soy un ser egoísta y todo lo veo sólo y únicamente a través de mi estrecha visión y, cuando algo me pega, agrede o molesta, entonces ya es mi problema. (Mentira que me haya indignado por las violaciones y omisiones de las autoridades, yo gozo de mi posición y lo demás ni me viene ni me va…sarcasmo, por si no saben leerlo).
¿Cómo me afectó esto?
Desperté y vi un montón de publicaciones de hombres diciendo que ¡Cómo era posible que las mujeres (tan fragantes y delicadas, eso querían decir) se hubieran atrevido a atentar contra los símbolos patrios! ¡Cómo era posible que hayan vandalizado de esa manera la estación del metrobús, eso no es de damas! (eso también lo dejaban leer). ¡Qué esa no era manera de manifestarse, que hay formas! (han de ser de usos y costumbres de su pueblo natal) ¡Que esa no era manera de exigir respeto, que hay que respetar! (Lo que me acaba de recordar un dicho que mi tía me dijo sobre el honor, que no es quien lo merece, sino quien lo da…Habría que profundizar, pero este no es el momento). ¡Que…demás cosas!!!
En resumen, que las radfem (feministas radicales, para quien no sepa, ya sé que lo escribí, pero luego no saben leer, si quieren saber más, pueden hacer uso de su buscador, ahí está mucha más información, este blog no es para instruir) son vándalas, violentas, masculinas, delincuentes, y que todas, toditas las que fueron a la marcha (a la cual no pude ir) son así, para acabar pronto.
Y toda esta letanía de lo que leí de los machines (en texto y subtexto) se me hubiera resbalado del todo, si no lo hubiera leído de cierto poblano familiar mío (lo siento, no soy perfecta, tengo familiares de Puebla).
Ese pariente mío tenía una visión del mundo parecida a la mía, hasta que algo, que desconozco, pasó y se convirtió en un señor poblano más en este país piñata de este mundo matraca y este pariente poblano tiene un detalle oscuro que alguien, también pariente, me confesó alguna vez; y hasta hoy día lo recordé, lo relacioné y me indigné.
¿Con qué cara este macho manoseador se atreve a juzgar a las que salieron a manifestarse y lo hicieron como saben y/o quisieron hacer? ¿Con qué cara las descalifica y dice que le duele ver la destrucción de una ciudad que, por cierto, no es la suya, cuando lo que realmente importa y detonó dicha destrucción fue la rabia ante las violencias sexuales de todas, y que él mismo ha perpretado? ¿Ya no se acuerda, olvidó convenientemente, lo que le hizo a esa parienta en común, junto a otros iguales?
No puedo decir más sobre el tema, no me corresponde, le corresponde a ella, así como me toca a mí guardar su nombre, pero yo le creo, le creo porque es una mujer, le creo porque este pariente es poblano, porque sé, por oídas y vistas, cómo se comportan los machos poblanos, porque mi padre es de allí y he oído horrores de su propia voz, porque he visto cómo los viejillos miran a las muchachas en ese Estado, porque he oído cómo se expresan de las mujeres allá, porque me sé las historias truculentas que se guardan en esas casas…
¿No tiene memoria el macho?
Claro que la tiene.
Lo que no tiene es vergüenza, lo que no tiene es dignidad, lo que no tiene es empatía, lo que no tiene es humanidad. Ese macho no merece respeto: No es quien da el honor, sino el que lo merece.
Es lo que diré al respecto esta ocasión.

jueves, 8 de agosto de 2019

El regreso.

Y estuvo contigo. Está justo aquí, sentado atrás de ti viendo un algo de una nueva empresa que tiene en la cabeza, todo gracias a un viejo compañero de la preparatoria.
Todo ha sido diferente, todo ha sido inesperado. Su regreso, tu regreso, su ida, la vuelta, la vida.
De los anzuelos que tiraste, poco ha picado, pero ahí va, te desesperas.
Me canso, es cansado esperar y esperar, o ver que sí llega, pero que no está lo suficientemente cerca para ti. Es cansado saber que está mal, que tiene su dolencia y que su ánimo no es el más dulce. De verdad quisiera que estuviera bien y suave, que pudiera prestarte toda la atención, y lo hace, creo, pero no del todo, porque hay algo que se lo impide. ¿Qué puedo hacer? Esperar a que pase la dolencia, o ¿qué otra cosa?
Te cansas de saber que algo no corre bien, que hay algo triste en la vida.
A veces parece que soy yo la que no está bien. Tal vez sea que ya no me sé comunicar con la gente, con él, a veces parece que se me acabaron las palabras, o que quiero que capte todas tus palabras, que no se le escape ninguna, porque ya se le escaparon muchas, todas las que no emitiste en el tiempo que no estuvo contigo. Como si me lo debiera. ¿Me lo debe?
¿En realidad me debía las cosas?
Yo sólo quería unos colores prismacolor, era todo. Me pregunto si aún lo recuerda. Temo decirle, porque temo ver cómo lo olvidó. Mejor no digo nada, aunque sé que leerá esto, tal vez, y que sepa que era lo que querías. Eso es todo.
Te hace falta, y eso que ya está aquí, pero te hace falta: Su vivacidad, su cariño, su ser entero para ti, y no para nadie más (¿y para él) Para él también, pero para ti. Has de ser una enferma por querer esas cosas. 
¿No será que no es lo que esperaba? 
No, respondo, no esperaba nada, más que estuviera aquí conmigo, para hacer las cosas juntos, las cosas de los dos. Al principio pensaba que me iba a estorbar en la cama, y no, pude dormir con él a mi lado sin ningún problema, pero…algo ha cambiado, algún hábito, alguna cosita que antes había y que ahora no, porque quizás las noches ya eran muy diferentes así separados. Tendríamos que reconstruir esa convivencia. Será.
Es extraño porque a veces no sabes si está enojado, si tiene molestia, o si la que está enojada eres tú. Tratas de agarrar distancia y dar buena cara, pero no te sientes tú, no te sientes con él, por más que te esfuerzas, no. ¿Qué será?
Tendrán que hablar, pero el sólo hecho de pensar en ello te agobia, como te agobia todo lo que está por venir, todo lo que hay que hacer, el cierre de año encumbrado y dilatado, la vida misma. 
Y tú que quieres toda la atención, todo el cariño, toda la vida, el aliento y la carne, y él, que no te lo puede dar…
Mientras tanto, me mantengo cerrada, callada, creo que ya estaba acostumbrada.

Popocatépetl de mañana.

viernes, 26 de julio de 2019

Día cinco punto seis.

La mantis que me mordió.
Cuenta regresiva.
Te despertó el teléfono. Tenías mucho, pero que mucho frío. Estuvo freso casi todo el día, salvo un par de horas en la tarde; luevo volvió a llover acá, en tu casa, porque a Cuautla ya no la quiere mucho Tláloc, ya no los moja tanto, o sí, no sabes. En este rincón cerca de otros municipios llueve y mucho.
El año pasado no llovía tanto.
Justo hace un año andabas tratando de ayudar a una mentecata, saca varo, pseudoloca, desequilibrada, tarada, una prima tuya que esperas no volver a ver más. Justo hace un año te estabas despidiendo de todos y de todo, porque sabías que el boleto que estabas comprando no tenía vuelta. Sigue sin tenerla. Te encuentras a gusto viviendo acá, aunque lo laboral sea lento, aunque a veces parezca que se cierran puertas y ventanas, pero te sientes a gusto. No sólo por la calor ("la calor" es aquél fenómeno de temperatura elevada, con mayor sensación térmica que el calor, porque el calor es masculino y no es tanto como un sustantivo femenino, que siempre es grosso y grato), sino por la comodidad de las cosas cerca, de la menos gente, de la vida pausada.
Allá estabas mal todo el tiempo: con dolor de articulaciones y dolor del alma.
Aquí lo único que te hace falta son tus amigos, tu familia y tu novio, pero él volverá pronto, te lo ha anunciado, y ha tomado la mejor decisión. Estará acá pronto y dejarás de escribir diariamente por acá, o no, no lo sabes, no aventuras nada. Ya te gustó estar acá, aunque tengas pocos lectores, porque, ¿a quién le importa leer las incoherencias de una extraña?
Te despertó el teléfono. Era para una cita de entrevista de trabajo. Lo hiciste todo lo más rápido posible y llegaste a tiempo, o casi, porque en RRHH de la empresa parecía que, aunque habías tocado y sido educada, no tenían ganas de trabajar.
Llegaste con la entrevistadora y todo fue breve, que si lo fue. Saliste a los quince minutos de haber entrado. Ni modo. A ver qué pasa. El puesto era para profesor de canto, aunque te dijo que les interesaba un profesor de instrumento, ¿no era de canto? En fin. Te echaste tu choro de lo buenos que son los coros para enfocar a los niños, de la responsabilidad, de que los músicos saben trabajar en equipo (ejem) tu choro, pues, para ver si te daba unas horitas al lado de otro profesor.
No les cuesta mucho, es decir, es una escuela particular y así están las colegiaturas.
Ah, perso si son algo amarrados los de las escuelas privadas de estos lares.
Saliste y seguiste tu viernes programado, no sin antes mentársela mentalmente a aquél que cumplió años hoy y que te sacó de su lado por sus prejuicios.
Cumpliste los objetivos del día, hasta el de tirar la basura, y eso que ya pensabas que no pasaría porque no se escuchó en la mañana.
En la clase pusiste Major Tom de Peter Schilling. Tuviste las sensaciones de felicidad y libertad de cuando corrías por el pasto de Zacatenco, cuando niña y luego casi lloras, cuando le dijiste que se suponía que tu generación sería la última que iba a estar abajo y que ahora todo está más abajo aún, que no hay esperanza. No, no la hay, no la ves, ni la sientes. Miras cómo todo se está poniendo gris, turbio y sucio y cómo todos se están dejando llevar por el odio.
Llegaste a casa con eso y preferiste comer un pan con queso, sí, rimó, y te sentaste a escribir acá en vez de platicar con tu amor por el chat, porque necesitabas sacar estas cosas, y porque ya debería saber que escribes esto por las noches.
Pronto estará aquí contigo.

jueves, 25 de julio de 2019

Día cuatro punto seis.

La piña y el albahaca.
Te levantaste para dar un masaje y terminaste dando dos.
En realidad sí te gusta hacerlo, tanto que acabas de escribir 'justa' en vez de 'gusta'. Estás muy cansada.
Tu día consistió en levantarte, masajear personas, regresar a casa, preparar la comida y echarte.
Te regocijas un poco en la Schadenfreude, eso sí, aunque sientes mucho cansancio físico para el regocijo, pero no importa. Ya tu amor te traerá licor para que se den regocijo total y para celebrar la libertad.
Tu día consistió en eso, porque llovió realmente temprano, y bastante fuerte. Tus niñas se metieron a dar lata y se los permitiste, porque está muy mojado afuera, mojado y fresco.
De hecho, tu noche fue bastante fresca, más bien fría; te levantaste a las 5 am a ponerte una cobija encima. Creíste que no haría falta, pero te equivocaste. Amaneciste algo constipada, medio moquienta y con frío; quizá eso es lo que tienes, más que cansancio de dar masajes. No, sí tienes cansancio físico. Le diste masaje a una pareja. Primero pasó ella y luego él. Ella estaba libre de tensiones, pero él era toda una bola (cómo no, si se lleva su trabajo a la vacación). Además uno de los dos sufre de colitis, crees que es él, porque te la quedaste.
Suele pasar que cuando das un masaje, puedes saber el malestar físico de la gente. Suele pasar que te lo quedes. Suele pasar que sepas cosas y no las digas, valoras la discreción, suele pasar.
Esperas sí haberlos ayudado.
(Estás escribiendo realmente mal).
Ojalá salgan más y más masajes. Es una labor que haces con agrado y el cansancio lo vale.
Pero sigues con un poco de la Schadenfreude, que no se quita, y te carcome la curiosidad, pero callarás, escucharás y acatarás tu mesura, lo harás porque es lo mejor y porque ya sabrás (tanta forma futura). Sólo dirás que (más forma futura) las cosas caen por su propio peso o, mejor aún, que el que nada debe, nada teme, o mejor aún, que el que nace pa'maceta, del corredor no pasa, o mejor aún, que el que es miserable y prepotente en algún momento se le cae el teatrito, y que un "por favor, gracias, buenos días" nunca sobra. 
Siempre es mejor dar la buena cara a las personas, aunque sea difícil, aunque algunas no merezcan más que una patada al voladero. Por eso, también es mejor guardar un ratito de silencio. Tanta ira hace daño, pero más daño hace ser vil persona.
Ahora sólo esperas a que descongele la comida de las niñas, para poderla cocinar. No quieres salir. Afuera hace frío. Odias el frío. Tienes mucho sueño y no puedes dormir.

miércoles, 24 de julio de 2019

Día tres punto seis.

Hoy te despertaste como casi nunca: Sin plan.
Antes de levantarte, ya te habían llamado por teléfono: Tu amor.
Te levantaste entonces. Pusiste a lavar las sábanas y las toallas.
Las noticias de tu amor fueron, no exactamente sorprendentes, pero sí inauditas, tampoco inauditas, pero sí impactantes. Tuviste noticias no sabes si buenas o malas, pero tuviste Schadenfreude. ¡Qué se le va a hacer! Ya sabrás más en unas horas, o mañana. Ya se sabrá. Lo único que te atreves a decir es que las malas condiciones laborales son pasaderas cuando se tiene un buen ambiente laboral, ¿y cuando no lo hay? ¿Cuando el jefe es inepto y culpa a los del equipo por sus malas acciones y decisiones?
¿Por qué quedarse cuando el jefe del proyecto demuestra ser aún más prepotente que la Institución? ¿Quedarse por la paga es válido? ¿Qué tanto? ¿Y si terminas enfermo por ello?
Nunca hay que hacer algo por dinero. Esa es la lección del verano. Sí, pero no a costa de la dignidad, la salud y la alegría.
En la comida te agendaron masaje para mañana. ¡Qué alegría! ¡Qué bien que la lavadora está lavando las sábanas y las toallas! Tuviste tino en hacerlo, a pesar de que estuvo nublado todo el día y que amenazaba con llover, o no, aún no sabes bien los signos de la lluvia de día en estas tierras.
Tu ropa se secó.
La recogiste.
No atinas a decir nada más, porque no puedes. Sólo esperas que tu amor te avise que ha llegado a su destino para que tú sigas tu noche. La noche.
Aún tienes cosas por hacer.
Aún tienes que tender la cama, darle de comer a las niñas y bañarte. Te hace falta.
Ya llegó tu amor con bien.

martes, 23 de julio de 2019

Día dos punto seis.

Nomeolvides
¿Albricias? Albricias. ¡Albricias!
Hoy despertaste en casa de tu madre. La fuiste a visitar después de ir al dentista. Aún te molesta un poco la muela, pero estarás bien. Ya pronto estarás bien.
¿Ya pronto estarás bien?
Sí.
Tu amor estará pronto contigo, falta menos, falta poco, falta que falte, pero ya es menos. Pensabas que sería más, algo así como eterno. ¿Y qué harán juntos de nuevo en casa?
Habrá oportunidad de trasplantar sus plantitas, de cuidar a las gatitas, de dormir juntos, hacer la compra, comer juntos. Ya pronto.
La casa de tu madre sigue igual y diferente; diferente porque te has liberado de ese sitio, igual porque la gente no cambia, porque los hábitos no cambian, porque los malos humores persisten, porque los defectos se agrandan. No dirás más, no aquí.
Qué bueno que te has liberado de allá, que te has liberado del frío, de la incomodidad, de tu cuarto helado. Esta vez estuviste en el cuarto de visitas. Sí que no es frío allí; sí que tu cuarto siempre fue el peor. El techo tan alto, el piso como un hielo, la ventana que da al norte.
Tu perrita es bonita, ya tiene canitas. Le prometiste que le festejarías sus once años. ¡Once años tiene ya Gilda! Le comprarás un huesote y le darás muchos besos.
Tus florecitas están por doquier, tu aguacate es grande y feliz, también el nogal. A ellos sí que los extrañas, también a tu madre.
Comiste bastante, hasta casi reventar, te llenas muy pronto, ¡pero te gusta tanto comer!
Y de vuelta a casa, agradeciste la cercanía de las cosas, que aún pudieras hacer algo más en este día, y  no sólo llegar exhausta.
Lo esperas, con ansias lo esperas.
Llegará pronto.

domingo, 21 de julio de 2019

Domingo cinco.

Izúcar de Matamoros, Puebla.
Este fin de semana fuiste con tu amor y regresaste sin él. No estaba pensado así.
Regresaste sin él a causa de su trabajo, del mal trabajo de un idiota jefe, incapaz y cobarde. 
Regresaste sin él, pero ya tranquila, aunque ayer tuviste mucha ira; ira porque te lo quitaría; ira por los planes rotos.
Apenas el viernes estabas muy contenta, porque habría poco qué hacer el fin, sólo ir con él y disfrutar. El disfrute se cortó por causas ajenas a tu amor, a ti, se cortó con la soberbia de un hijoeputa que se cree todo, pero no es más que un mierda miserable, y pensar que así hay muchos en ese medio. Gente que ve dinero y cree que es todo, gente que pelea por menos de cincuenta pesos, que dice que los viáticos de cada integrante del equipo son parte del presupuesto del proyecto.
Ese tipo es un mierda.
Y te robó a tu amor por más horas de las convenidas.
Estuviste sola en el zócalo de una ciudad desconocida, recorriendo y tomando fotos, medio perdida por las calles, estuviste a gusto, pero alerta, porque estabas sola, porque sabes qué tipo de personas son los machines de ese Estado, ¡si lo sabrás!, tienes familia de allá. Caminaste, te sentaste, tomaste fotos, caminaste; no te metiste en ningún café, porque estás todo el día encerrada en tu casa. Esperabas que tu amor saliera a las seis, pero salió casi las ocho, muy molesto y enojado por las chingaderas (no existe otra palabra) del tal hijo de puta ese (tampoco hay otro término).
Ha decidido cosas (ya estaban decididas), así que ya es menos (no quieres hablar más de eso).
Luego fueron a comer tacos con el amigo y su novia y se relajaron un poco. El amigo estuvo de acuerdo con tu amor.
Los malos tratos no hay quien los aguante, y menos de una persona inferior moralmente.
Es una lástima que ese proyecto y ese Instituto estén llenos de ineptos de ese tipo, de jefes tan viles que dejan a su equipo recién baleado en campo, o de jefes que no son líderes y hacen lo que su aún más estúpida e incompetente pareja dice. Es una pena que se gaste presupuesto así.
Regresaste sola a tu casa. Las gatas están bien. Isis te saludó y hasta te acompañó. Las niñas comieron gustosas.
Ahora descansas ya. 
Pronto…


jueves, 18 de julio de 2019

Día cuatro punto cinco.

¿Dónde es aquí?
Te levantaste, aseaste, vestiste, maquillaste, desayunaste, saliste. 
Tenías una cita para una entrevista de trabajo.
Todo bien, al parecer, ni tan bien. No te gusta el horario ni la idea de salir a las 3 pm y haber perdido ya tu tarde, porque no está tan cerca del hogar, además de que sueldo que plantearon en la oferta es muy bajo para la carga horaria.
Te pidieron clase muestra. La darás. Ya verás qué pasa.
Después fuiste a la capital del Estado a ver algo que sí te interesaba: La forma de pago de tu taller. Quedó todo aclarado, y más: te dieron de alta como proveedor. Eso suena bien, bastante bien, de hecho, ya puedes ofrecer cursos, conciertos y cualesquiera cosa al Estado, suena interesante…
Caminaste mucho, como loca, y caminaste más porque llevabas mucho peso y taconcitos, oh, taconcitos, no se ven tan altos, pero de andar en las pendientes de esa ciudad y luego cargando el costal de comida de tu gata, uf, te cansaste.
Estás que casi ni escribías tu entrada diaria, pero decidiste hacerlo, porque te emociona el hecho de dar un taller que te gusta, de que tal vez hagas feliz a las personas. Ojalá sí se inscriban varias personas, será bueno para todos, para ellas, para ti, para que te acepten más talleres o más propuestas y hagas cosas bellas.
Cosas bellas, todo lo contrario de insertarse en el sistema. Ahí sí que no. El sistema no tiene belleza, el sistema es sólo un medio para obtener dinero, pero ¿a qué costo? Al de lo bello. Así no te gusta, así no juegas, así no te interesa. Tu vida ahora versa en mover mentes a través de EL ARTEEEEE, y no de lo que un sistema educativo dicte, esa no es forma de vivir, ni para ti, ni para los que estén en contacto contigo.
Tú sólo quieres un trabajo que esté cerca de ti y que te guste un poco, por lo menos que no te desagrade o que, si está lejos, te haga sentir cosas, te haga querer jugar más y más. Sí, ya te vas a empezar a mover a ello; ya casi no tienes nada que te frene.
Ya pronto…

miércoles, 17 de julio de 2019

Día tres punto cinco.


Te levantaste. Te querías quedar más tiempo en la cama, pero no pudiste. Afuera hay un ruidal; una máquina ha estado haciendo algo en el terreno de al lado. Te levantaste. Recordaste que tenías mucho por hacer hoy: Salir antes de las 12 por el señor que vende el líquido anti-bichos y ya, bueno, no era mucho, pero de pronto ha entrado una llamada.
Te pidieron entrevista de trabajo mañana a las 11, con recomendaciones personales y laborales. Entonces tuviste ya mucho por hacer. Le pediste a tus amigos y a tu amor que te ayudaran en ello, todo antes de las tres, porque de todos modos tenías que salir al centro por tu medicina y por tus nueva chanclas, porque las anteriores ya fueron.
Tantos años que estuviste con ellas, más de diez, quizá. Salieron buenas.
Te mandaron los archivos. Una amiga ya no pudo, pero aún así te apoyó. Ordenaste los archivos y saliste.
Antes de salir por el líquido anti-bichos, Asuka estuvo persiguiendo una bonita lagartija. Por más que luchaste porque se escondiera, por más que la distrajiste de su cacería, nada, la lagartija quedó en la panza de la gata. Tendrás que pensar una forma para que no cace tanta fauna. Fufú no caza más que cucarachas y algún insecto, pero Asuka, ella es afecta a los grillos y a los reptiles. Bueno, de menos no has visto roedores, esos te dan grima.
Y de todos modos, el señor del líquido anti-bichos, a pesar de que saliste corriendo de casa, no fue al tianguis hoy. Esperas que el miércoles siguiente sí venga, que si no…
Saliste al centro. Imprimiste las cartas de recomendación, tu currículum, fuiste por tus chanclas nuevas, son rositas, no había amarillas, fuiste por tu medicina, sacaste dinero y…te sentaste en un café. Te quedaste ahí solita tomando un café con cuerpo y comiendo una oblea con cajeta que habías comprado frente al banco. En ese momento aún tenías la panza rara, pero ni modo, se te antojó y punto. Quisiste parar un momento del día del ir y venir, del día inesperado, porque sabías que al regresar aún tenías que arreglar otras cosas del trabajo interminable, de años, que deseabas desde la semana pasada darle cran y mandarlo al asesor.
Llegaste, te pusiste a terminar de poner las páginas de los libros, ordenaste, enchulaste y así, sin más, porque no quieres saber nada más, porque te frena, lo mandaste, (también lo mandaste a tu amor). En este día no has hablado casi con él, o sí, no te acuerdas, porque estuviste mucho tiempo con la mente ocupada en no sé qué, en las cosas por hacer mañana, en que irás a una entrevista de trabajo y luego irás a la casa de cultura para ver cómo será tu pago.
También te llamaron del lugar donde laboras, te preguntaron por tus sábados. Les dijiste que están libres ya, que te tomen de maestra, (pues si en la otra escuela nomás no quieren abrir grupo pues…), y esperas poder tener trabajo, y que lo otro te deje de frenar, porque es una pavada, para poder hacer más cosas, para tener menos pendientes, porque ya te estás creando unos nuevos.
Te meterás a bañar, porque mañana sales temprano de casa.
Todavía te falta ver bien dónde es la cita. Uf.

martes, 16 de julio de 2019

Día dos punto cinco.



Oscuridad.
Ansiedad.
Te levantaste ansiosa, porque te dormiste ansiosa. Tuviste ganas de llorar todo el día, lo hiciste sólo después de las cachetadas que te propinaste porque la voz no salía, no salía. ¿Por qué no respiras?
Le escribiste a tu amor que te refugias de la ansiedad comiendo y nada, no puedes comer. Te volviste a poner medio mala; pero estás convencida de que no es otra cosa que colitis nerviosa. Odias la colitis nerviosa, te priva de ti, de tu comer; la odias porque la colitis nerviosa eres tú.
Fuiste a chequeo con la doctora e igual, lo mismo que te había recetado antes. ¿Qué podrás hacer más por ti?
Tranquilizarte, olvidar, dejar ir. No sabes cómo hacerlo; nunca has sabido cómo hacerlo.
Por la tarde te pusiste a ordenar la bibliografía de esa cosa interminable que has estado haciendo por años, como mil. Ahí sí que tuviste un gusto. Volviste a ver los libros bonitos, las lecturas agradables. En realidad sí, el kitsch es el lugar en donde el Hombre puede resguardarse del horror del mundo exterior. Estás totalmente convencida. (Ich bin unbedingt).
Un ratito de gozo, porque tus libros están bonitos, porque le prometiste a tu amor que cuando todo esto terminara, se los prestarías, para que los leyera y entendiera más tu mente.
Justo en este momento acabas de recordar que antaño le decías a tu bella ex: "Si muero, dale mis diarios a A…, él sabrá qué hacer con ellos." Tus diarios. Cuánto tormento guardas en ellos.
Ya es tarde, ha acabado el día. Una buena amiga te ha escrito que no te desgastes en pelear en vano con la gente de las redes sociales, pero si una de esa gente era tu amiga de la facultad. ¿Está viendo y no ve? No sabes soltar, lo sabes, y ella tampoco lo verá. Es una lástima, pero es más lástima que te has enfermado del espíritu, del alma, del ánimo, que tus males físicos son un reflejo de tu estado emocional. Te sientes al borde. 
Estás cansada en verdad de ver por ti, de sostener, de no bajar la guardia, de temer que algo malo pase, de cuidar y cuidarte. Pensaste en dormir el resto de la tarde, pero había cosas por hacer, tenías que comer y, si dejas todo apagado, los malignos vienen y se esconden para darte sustos.
El miedo paraliza u obliga a avanzar. A ti el miedo te está haciendo avanzar al lugar oscuro de la desesperación.
Quizás estás exagerando, estás un tanto fatalista. Quizá mañana, cuando salgas, todo huela y se vea mejor. ¿Y si no? 
Ya bajó la gata Isis, la amas por sobre todas las gatas. Tu gatita hermosa está echada sobre la caja, no te mira, pero te acompaña. Es su hora de estar contigo. ¿Por qué dicen que los gatos no quieren a sus humanos? Son unos tontos.

viernes, 12 de julio de 2019

Día cinco punto cuatro.

Hacia el marcado nuevo.
Te levantaste. Hoy fuiste a ver a la doctora para darle seguimiento a tus males. Sigues medio mala, pero esperas mejorar ya pronto. Aún no tienes ganas de comer mucha cosa, y mejor. Antes tenías más antojo; ahora ya no. Ahora te da algo de asco oler las carnitas y ciertas otras cosas en la calle. ¿Qué será?
Hoy fue día de limpieza. Barriste y trapeaste, todo bien. No pensaste en mucho, salvo en que pronto tendrás taller. Tienes que prepararlo bien, para que a la gente le guste y te den más horas y más talleres. 
Algo para hacer feliz a todos.
Ni modo, si no te llaman acá, tendrás que viajar un poco más. Ni modo.
Mañana vas a un documento que te falta. Sólo eso.
Las cosas van.
Mañana esperas ver a tu amor y darle comidita rica, ¿qué será bueno prepararle?
Hoy no tienes muchas palabras.
Hoy te diste cuenta que has estado desgastada mental y emocionalmente.
Hoy te acordaste de aquél; sabes que no debes.
Hoy te estás ahogando con tantos aromas que tienes en la planta alta, pero es necesario para evitar a los indeseables. ¿Será que el producto que compraste funcionará?
A saber.
¿De verdad la gente está tan mal? ¿De verdad la empatía ya no existe?
Algún día tendrás que hablar con tu amiga, para saber el porqué de su cambio.
¿Quién querrá venir a visitarte?
En agosto comienzas el taller. Estás emocionada.
Te dio hambre, ¡qué extraño!

jueves, 11 de julio de 2019

Día cuatro punto cuatro.

Aquí me bajo.
Te levantaste. Hoy tuviste cólico, no muy fuerte, pero de esos que te quitan las ganas de andar, te dan sed y te debilitan.
Ayer compraste col morada; cinco pesos. Fue una ganga. Ayer compraste papas; catorce pesos el kilo, medio caro, pero necesitabas papas. Compraste unas chuletas de puerco. El carnicero las ahuma bastante bien. Necesitas comprar arena para Isis, que ya se le acabó. ¿Cuál fue la que salió buena? Ya irás. Hoy ya no fuiste porque saliste a hacer unas compras locas para la casa, entre incienso y velas de tapita y, de pronto te has debilitado. Por suerte, viste el transporte que te lleva a tu casa justo en la calle del Mercado nuevo, ¡quién iba a decir que también pasaba uno de esos por allí! Ya comprarás el aguardiente y lo demás otra ocasión. Estabas cansada, y con algo de prisa, porque resultó que te llamaron para que mandaras tus documentos a la casa de cultura, porque sí requerirán de tus talleres, uno o dos, esperas que dos, para que valga más la pena el viaje, y esperas que paguen más o menos bien, quizá mejor que en la otra casa de cultura, en donde quieren que des alemán (qué fiaca).
¿Y los masajes?
Nadie se ha interesado, nadie. Ni modo.
¿Y las clases de canto?
Tampoco nadie te ha llamado. La última persona que se interesó, te citó y no llegó.
Esperas que pronto se pueda hacer algo más por la lucha de las damitas, esperas poder hacerte un espacio y tal vez conocer personas con intereses similares a los tuyos. Hacer tertulias lindas.
También has aplicado para maestra de canto. Esperas poder llamar mañana para hacer cita, a pesar de que has enviado tu curriculum. La gente no se anima mucho a darte la oportunidad, a pesar de parecer estar calificada, y mira que sí te gusta dar canto, y mira que sí te gusta dar talleres y hacer feliz a la gente.
Hoy has comido mucho; se te ha antojado comer mucho. Ojalá no te arrepientas. Tal vez no, tal vez baje la comida. ¡Uy, y el cólico que finalmente se fue, como a eso de las 5 de la tarde!
Estuviste charlando con tu ex. La extrañas. Extrañas cómo habla y sus puntos de vista. Si por eso te hiciste su amiga y eso te encantaba de ella cuando andaban. Te gusta mucho la gente inteligente, que puede ver más allá de lo evidente, hasta el futuro —a pesar de sí mismos—. Si la invitaras a tu casa, ¿vendría? Tal vez no, tal vez necesites ir tú, ay, pero con prisas no es bonito el ir a ver a la gente.
Mañana será otro día y pronto verás a tu amor. Ojalá tengas un tiempito para arreglar la bibliografía y chulear aún más el texto ese pendiente que tienes de varios años.
Que mejore tu pancita.

Hoy, hace… dieciocho años todos sentimos un eclipse total de sol.

miércoles, 10 de julio de 2019

Día tres punto cuatro.

 Te levantaste con un propósito, e hiciste muchas otras cosas más.
Avanzaste, a pesar de tu malestar. 
Ya casi terminas —otra vez— lo que llevas haciendo por años. Te acuerdas de una amiga diciéndote que ya terminaras (como si eso hubiera sido fácil, 95 páginas de un sólo capítulo, pocas revisiones a pasos, revisiones completas, tras un año de trabajo, y nada) Tú ya querías volver a cantar; tú ya querías hacer lo que mejor sabes hacer, o no, pero eso que has estado haciendo por años, eso que te han cambiado, eso que te han modificado, eso que empezaste por casualidad, que moviste según tu parecer, que te movieron según el otro parecer, que nunca miraron, eso, tal vez, sólo tal vez, porque estás a merced del ánimo y gusto de extraños, puede que termine este año.
Ojalá.
No quieres saber más del tema, bueno, del tema sí, pero no de lo otro. No quieres hacer más de eso que no tiene caso, que a nadie le importa (ni a ti, como lo dijera un otro que se cambió de rostro y de nombre).
A pesar de tus malestares, de que la doctora no estaba, de tu hambre, del calor, lograste avanzar.
Ahora sólo te falta un poco, un poco, un poco…Y en ese un poco llevas tres o cuatro años, ya no lo sabes bien. (Ya ni quieres saber, te da vergüenza siquiera hablar de eso).
¿Y cuando suceda el evento de "churror" irás a invitar a alguien?
Eso tampoco lo sabes.
Tú quisieras ya ser libre.
Miras los rayos, escuchas los truenos, oyes el viento. Tú quisieras ser esas cosas, entregarte a Natura y dejar de pensar en tanta vaina, porque la vaina muchas veces no trae más que odio, resentimiento, jodedera. A ti te gustan las cosas simples, y también complejas, pero no te gusta que se te moleste, que se te niegue a ser tú, a ti, que tanto te costó ser tú.

Ojalá las cosas fueran más fáciles, y no. Ojalá pronto pudieras tener un poco más, para hacer aún más, y sí. Ojalá de los ojalases que tú fueras lo que soñaste, y no sólo esto que sí soñaste, pero que es lo parcial de lo que te pensaste cuando eras más joven, porque sigues siéndolo, aunque te digan feo, es decir señora. ¡Qué muina que la gente le diga señora a las mujeres! ¡Qué ganas de avejentar a las personas! 
Ojalá de los ojalases que, más que jóvenes, tuviéramos el vigor para seguir adelante, así sin pena y casi sin angustia.
Te gusta el olor de tu cuerpo.