Mostrando entradas con la etiqueta Lust. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Lust. Mostrar todas las entradas

martes, 28 de marzo de 2023

Los días de enferma: La voluntad.

Y al final, se miró una luz.

Hizo viento loco y se alborotó el calor, o eso fue lo que sentí ahorita. Esto lo he estado masticando los últimos días de dolor, de casi muerte, no muerte, pero sí de gravedad:
He estado bastante indispuesta estos días, en cama, en fiebre, en vómito y diarrea, he estado realmente mala y no ha habido un diagnóstico acertado a la primera, por lo que mi cuerpo ha tardado más de lo acostumbrado en recuperarse. Dentro de las casi alucinaciones y dolencias, dentro de los insomnios que pena e idas al baño no he hecho más que pensar, más que en darle vueltas a los acontecimientos de mi vida. Aunque justo ahora no puedo recordar exactamente de qué quería escribir. Creo que de la nada.
La nada que es todo y que soy yo. La lucha de voluntades, los días pasados.
¿Por qué mi padre y no mi madre?
Y la respuesta vino después del duelo incesante de mis tripas: La voluntad. No había otra más. Porque no dependía todo de mí, sino de las dos, porque la constante pelea de ambas jamás iba a acabar, sino con la muerte, porque no se puede ayudar a quien no quiere, aunque las opciones estén dadas. Pensando esto, escribiendo esto…creo que soy igual. Y cada quien tiene que descubrir su camino sin otra cosa más, porque de eso también se trata la vida, ¿no? No sólo de ser feliz, no sólo de comer y del placer, no sólo de aprender, sino de hacer la regalada voluntad, porque cuando no se tiene aquello, ¿acaso la vida es? ¿Qué más da entonces vivir si no se puede hacer un papalote con dicha acción?
Justo ahora no estoy enfocando bien, porque la enfermedad me ha quitado algo: La atención y la capacidad de enfocar mis ojos con atención, pero, qué más da…
Cuando cumplí años me di el regalo de una lectura de Tarot. El buen amigo tarotista me dijo que habría un duelo en este año, que no temiera, que era parte del camino, ¿será acaso este el duelo? ¿Un terrible recordatorio de que este cuerpo envejece y ya no soportará más excesos? Ojalá sea eso y no otra cosa, aunque tampoco sé lidiar muy bien con el duelo del cuerpo, ¡¿dónde está?! Lo necesito para muchas cosas. Lo necesito para andar, para ejercer, para ejecutar, para actuar, para cuidar, para amar, para mí. Lo necesito para mí. ¿Dónde ha estado?
Recordé a mi madre y su constante pérdida del cuerpo. Su lucha por querer seguir viviendo, por querer hacer su voluntad. Quizá así lidiaba con estar enferma una y otra vez; era rebelde de las instrucciones médicas, porque su cuerpo todavía resistía y resistía y resistía… y ya. Era una persona rebelde, así lo puedo ver ahora.
Enferma, cuidando al padre y enferma. Hubiera querido que ella estuviera aquí para que viera por mí, aunque después recordé que no precisamente me cuidaba de mis enfermedades varias cuando las tenía. Me reclamaba y me mandaba a volar. Como la vez que me sacó de mi cama por una supuesta reparación, o las veces de cólico que sólo me reclamaba que había comido mal. De sus cuidados maternos recuerdo solamente los que me daba de niña, cuando me daba desenfriolito en una cuchara con té de manzanilla, pero después…
Eso de idealizar a las madres y los padres es de lo más terrible; lo que dicen en la televisión es mentira. Ni ellas son cuidadosas, ni ellos protectores. Al final del día, una es la que se cuida y la que se protege, y termina cuidando al padre en su enfermedad inesperada. 
Y así sigue la vida, el tiempo transcurre, se escurre y yo dejo de sentir un poco más. A veces es sólo anhelo, pero ya es poco el deseo. ¿Terminaré en convertirme en una flor que se marchita? Tendría que saber qué palabras utilizar para terminar esta madeja de ideas.
No las hay.
Soy la nada.

lunes, 8 de junio de 2020

Vidas pasadas.

¿Cuántas vidas ya llevas puestas?
¿Cuánto tiempo más pasará?
Has transitado ya por muchos tiempos, por un par de siglos, por la gente, sus personalidades y problemas. Has visto  demasiado, mas no suficiente (o eso es lo que crees). Te has quedado en anhelos y con los deseos de muchos. Conoces a tantas gentes que no te cabe en la cabeza, has olvidado a tanto, y has sido olvidado por la gran mayoría.
Tus vidas han transitado lentas, pacíficas y pasivas; sin gran complicación, sin dificultad extrema ni problemáticas densas.
Y has pasado de largo de entre ellas, porque sí, es cierto, tú no eres memorable, no eres digna de ser recordada, ni odiada, ni amada, ni admirada, casi que ni leída. Tú eres un grano más de arroz, sin diferencia, no llegas a ser el negrito, ni la paja más larga.
Ese tránsito tan silencioso y decente no llega a la entonación más límpida ni plena, o ni siquiera a una tonada sincera, o tranquila, o pasable.
Normal, acaso normal. No más.
No eres sobresaliente. Entonces eres casi nada.
Todo aquello que pensaste que merecías, no lo es, no logras hacer un algo más para que se te admire, para que se te recuerde verdaderamente. Llegas a la vida de la gente tan fácil como te puedes ir. Y desapareces físicamente, y quedas en nada, tú que te creías el todo.
Y no eres nada.
¿Cuántas vidas han pasado sobre tu espalda? ¿Cuántas tú han desaparecido con el mover de tus dedos, tus brazos, tus piernas, tu cabello? ¿Cuántas vidas más soportarás?
¿No es momento ya de desaparecer para siempre de estas vidas?
¿Cuántas veces has intentado reinventarte? ¿Y cuántas veces no siempre has sido la misma?
Desgastada y vieja, ajada cada vez más.
Primero comida y hongueada por la humedad y el frío.
Después requedama por el sol.
¿Cuántas vidas más aguantará tu mente?
Tus recuerdos se vuelven flácidos; tu oído débil; tu cuerpo lánguido.
No sabes cuánto durarán las ganas de recorrer los caminos distintos, esas vías sin rumbo. Todo sabe a muerte, triste, desecada y necesaria.
Ojalá llegue el momento en que cualquier no extraño te mire con ojos de conocimiento y te haga sonreír sinceramente.
¿En qué vida será aquello?


lunes, 23 de junio de 2014

A quien las lea...

A veces escribo sobre el pasado y me sobrecojo un poco, me descargo y cargo de emociones las palabras que he dicho mil y una vez. Me aburro y vuelvo a empezar. Tejo una a una las palabras para luego usarlas de mordederas y atarlas con un hilito de baba al tiempo, para que el viento no se las lleve nunca, porque son mías y de nadie más y porque son finas y merecen tener el filo de un buen cuchillo de plata, como la voz de plata del tenor polaco que canta en la ópera y que muchos admiran.
¡Qué bonito sería! Que un día, apenas despertando, llegara un recuerdo y te hiciera sonreír y que esa sonrisa se quedara pegada en tu cara y todo alrededor brillara como yo aquel día de otoño en que el amarillo me hizo brillar y merecer el halago de una desconocida del primer mundo. Sí, sería bonito recordar a alguien por la mañana y tener la posibilidad de verle por la tarde, o a medio día, cuando el sol lame las pestañas de los que gustan de levantarse tarde, o cuando el olor de chilaquiles invade los estómagos antojadizos de la gente que va por la calle con dirección de la prisa.
Sí, sería hermoso, como lo es ver los anillos de sus ojos y morder sus dedos de araña.
A veces recuerdo cuando escribo, memorizo mejor los hechizos. Olvido los motivos  y los apegos. Se cortan las frases. Viene avanzando el sueño. Las interrupciones irrumpen. El embeleso bala. Es rápido. Raudo.
Me callo.



martes, 14 de agosto de 2012

Cosas agradables

De las cosas desagradables no quiero hablar, no las quiero recordar, ni escribir. Las cosas desagradables que se queden con ellos, con los que las provocan, que se queden en su semilla, en su vida, que fructifiquen en ellos.
Las cosas agradables las quiero para mí, lo quiero conmigo y quisiera perder ya poco tiempo para disfrutar de su compañía, de las respiraciones largas, de los esfuerzos con la diestra, de las rodillas puestas en la posición perfecta. Tiempo y forma quiero para todo eso, para no dejar de ser quien soy y serlo por primera vez. 
Las cosas agradables que me abrasan, que tienen la mente en blanco más las veces que los cuandos. Las cosas agradables y las tablas salvadoras; los remansos donde descansaré después de las agresiones de las tardes, o las noches, después de que las cosas desagradables vomiten en mí hasta lo que ya no pueden vomitar.

Sólo deseo dejarme navegar por los dedos largos y finos ensalivados de mí.



sábado, 7 de julio de 2012

Permiso


¿Cómo permití por dos años ser destruida desde lo más profundo? ¿Cómo fue que no vi claramente, hasta que el mar, con sus bravas olas, me abrió los poros y los ojos? ¿Cómo fue que no salí huyendo antes? Esa felicidad enferma no se la deseo a nadie, ni a ella misma. No tengo idea si siga en su misma casa, posición y comportamiento. Espero que no.
A partir de allí anhelé libertad; respirar frescos y distintos aires; ser siempre yo; nunca dejar lo que me constituye por vergüenza. 
¿Cómo es que perdí la calma ante la desesperanza? ¿Cómo es que la duda rompió mi paciencia? Tuve que salir del remanso en extremo calmo y tomar rienda de mis palabras y mis deseos, a pesar del dolor, de lo sabido, de lo aprendido; a pesar de la comodidad tibia y tranquila de unos brazos siempre—casi siempre—abiertos y de las ideas incomparables. 
En un filo de mi vida me di cuenta de que con prejuicios no puedo vivir, de que las personas merecen amor por sí mismas. Ante esto, tomé aliento y crucé el umbral que se me había abierto de par en par.
Estoy aquí, por irme, y aquí. Vencida por la ternura y los amores prestos. No puedo más que agradecer y moverme en consecuencia a lo que yo más quiero, a lo que amo, a las ilusiones guardadas por los siglos.
Que los sueños, aparentemente, sí se hacen realidad, ¿o estaba así determinado?

lunes, 30 de abril de 2012

Textura.


Aprender, jugar, reaprender, plantear nuevos juegos y estrategias. Buscar nuevos sitios, recorrer lugares insospechados, ser paciente. Explorar. Nada de lugares comunes, ni zonas de confort. Nada de botones y aire sin dientes, nada de no meter las manos y no mirar bien lo que se muestra.
Ver, sentir, palpar. Chupar hasta el huesito. Succionar. Marcar. Dejar.
O quedarse mirando el espectáculo asombroso del hombre, o enseñar las cartas que se poseen, o poner manos a la obra, o poseer una nueva propiedad.
Mejor comer tranquilamente ante una taza de café humeante con un pastel de chocolate para festejar una vuelta más al sol.


miércoles, 25 de abril de 2012

El duende que te muerde en el corazón.


Días atravesados y noches intensas. Noches atravesadas y días intensos. Días de calma y tiempo recrudecido; no perdona nada, ni dice la verdad cuando la pides. Sería bueno tener compañía nueva para refrescar algunas ideas vetustas y renegridas; sería bueno sacar de los rumbos cómodos a todos, desnudarlos y darles la ropa que jamás se hubieran puesto.
El silencio que tanto disgusta viene calando desde el poniente, deja dormir poco y no muere.
¿Qué se cocina en los días inmóviles?
El deseo está del otro lado de la ventana, pero no quieres abrirla porque sabes que llegará el día en que te dirán que haces mal, todo mal y te arrastrarán de los pelos hasta la puerta para patearte—por segunda vez—y hacerte a un lado de sus vías.
La necedad insaciable se come las venas y deja las arterias libres para que la injusticia haga de las suyas.
Tendría que llamarse secreto y no silencio para que corriera en calma y sin opciones de desesperanza.
Los ardides también cayeron por peso propio, como las mentiras y los días que no ocurrieron por cobardía. 
El fuego quemará los leños y quedarán las brasas, oh ardorosas brasas, para jugar con ellas muchos ratos sin sueño, o que mejor el tiempo venga y se las coma, o se pinte con ellas un bigote y riamos juntos de él.

miércoles, 11 de abril de 2012

Lo que siempre quise...


Lo que siempre quisiste y obtendrás casi sin querer, casi sin esfuerzo, casi sin espera y sin ningún arrepentimiento. Los días largos y las noches estrechas; los techos sucios y los manjares en la mesa. Cada juego tiene su sitio, cada pedazo, su todo.
Siempre quisiste eso y más, que no sólo una posesión, sino todas y de todo lo importante y jamás regalado. Siempre quisiste pasear por los cardos y no lastimarte; tener inmunidad y hacer a tu antojo; correr desde siempre y no alcanzar el cansancio.
¿Sería mucho pedir que fuera pronto?
Pronto sólo es una respuesta.

sábado, 2 de julio de 2011

Que julio empezó.


Si le hicieren daño, si le rompieran el corazón, si le subieran el ánimo al máximo, para luego dejárselo por abajo de los suelos. Si todo eso y más le hicieran, ¿qué podría hacer yo?
Que julio empezó ensombrecido y con malas mañas, ya gastadas, ya apestadas y cansadas. No quisiera tomar parte de eso; no quiero y no digo nada.
Que piensen, que digan, que hagan; que yo volví y nada pasa; que yo voy y nada hacen; que yo hago y no hay reacción.
Julio viene con ganas de mojarme toda y ojalá lo consiga.


viernes, 6 de mayo de 2011

mira la desesperación


Ahí está, ya ni asomada, sino por completo encajada en mí: Desesperación.
La promesa de tener mi tiempo para mí, sin preguntas, sin ninguna atadura, sin presión de bajar a la cocina y tener que lavar las montañas de cacerolas que yo no quise jamás ocupar.
El tiempo se me fue; no fue ocupado adecuadamente ¿por qué? No importaba en realidad si era o no bien ocupado: sólo lo quería para mí.
En unas horas, se librará otra batalla.
¿Por qué demonios tengo que?

sábado, 19 de febrero de 2011

Atorado


¿Quién dijo que soltar es fácil? ¿Quién dijo que dejar ir lo es? ¿Quién dijo que no mostrar miedo es pan comido? ¿Papa caliente? Pásalas.
Se entrega mucho, se entrega más, se entrega todo. Todo un año dado y aún se espera algo a cambio, ¿quién dijo que siempre se tiene que dar algo a cambio? Equivocaciones de todos los días que hacen suspirar de tan sólo recordar palabras, frases sueltas, comentarios sin importancia, o tal vez comentarios cargados de toda la importancia, ¿quién más que la persona que los dijo, puede saberlo? O es acaso todo cuestión de interpretación.
Ensoñaciones frecuentes, ardientes; no querer recordar nada de ellas, el miedo no anda en burro, dicen; diría yo que anda en camello, en alpaca o hasta en elefante; diría yo que pisa más firme que todos esos animales juntos, que todo un zoológico o un circo.
Dar todo por nada o dar todo y esperar algo, o dedicar un mínimo esfuerzo y esperar a que los milagros pasen. Si no desesperara el que espera.
O deja de sentir, o siéntelo todo, o conóceme por completo al fin, que yo jamás te he pedido nada, ni explicación, ni tiempo, ni vida; que los acuerdos bien han sido claros y sólo hay permiso de quererte.
Si tan sólo fuera así de fácil, ¿verdad?

jueves, 17 de febrero de 2011

La emoción.


La emoción, el llanto, el gusto. La vida misma que cae sobre mi, los años, lo que se merece y no, la música vieja que se vuelve en nueva antes los oídos jóvenes o los oídos que por muchos años estuvieron tapados ante las posibilidades auditivas. Ahora juega con los nuevos juguetes y se imagina en otros lugares; los conocidos, los impensables, los ruidosos y ruinosos y no le importa nada, ni la idea de fracaso, insatisfacción o angustia que pudiera llegar tan pronto se malograra algún proyecto (de nuevo).
Escribir con el corazón en la mano y decir ¡qué importa! pero luego volver a la autocensura y esperar, como me dijo mi sueño, para poder ser yo plena del todo, recuperar mi alma, mi amor y mi cuerpo y poner a trabajar la mente como solía hacerlo y mantener en forma lo que me importa del físico y saber—tal como ahora lo sé—que eso jamás acabará y que las oportunidades perdidas son las clausuradas por ti mismo, y que cada uno hará lo que quiere y no más, pero sí menos.
Si poco importara la vida, no tendría entonces sentido vivirla, sentir siquiera pena; si poco importara el destino, tampoco tendría entonces sentido seguir adelante, tomar decisiones y sorprenderse de lo que llega inesperadamente. Será que algunas personas tienen eso, será que otras no; será que al principio uno firma un contrato, ya sea de destino, ya sea de acciones.
Si todos vamos en el mismo barco, ¿el chiste es saber elegir el camarote adecuado? Y uno jamás sabrá si se ha hecho la decisión correcta hasta que llegue la brisa refrescante o la ola ahogadora.
Esta vez el miedo está apartado y, pase lo que pase, la misión a la que me he entregado no está más que en mi cabeza (y mis notas) y es sólo mía, mas yo no soy de ella y ella puede cambiar porque yo la estoy creando, ¿no es eso emocionante?

viernes, 3 de diciembre de 2010

La pantalla



Preguntas, respuestas, peticiones, quejas, sugerencias.
Dedos que dejan de moverse a ratos. Es impresionante la facilidad extrema para comunicarse acá.
Palabras fáciles, mas respuestas difíciles.
Hastío de lecturas, pensares. Que alguien me salve de mí misma.
Las fantasías, querencias, deseos, todas tan lejos y tan al alcance de un teclado y de una pantalla que, con el tiempo, será cada vez más delgada, hasta llegar a ser una proyección en la mente humana.
Tuviera el valor, pero es la misma de siempre:
Un cofre cerrado y dentro no otra cosa que sus mieles.

jueves, 18 de noviembre de 2010

7º no son tan buenos.


Algo trae, algo está allí, alguna parquedad, alguna gana de expresar deseos que no salen del todo, porque no es el momento, ni el lugar, porque no hay ni cómo ni qué.
Esta frialdad no es buena, porque la casa se queda con chiflones y no se ajusta a mis fruiciones. Anda que aquí estoy y sólo sueño y sólo anhelo y no se cumple nada, porque hay poco que cumplir, porque lo que tenía en mente no fue, porque llegaron los inesperados y porque tenía ganas de gritar.
Es la hora en que siente frío y más se acuerda de que no tiene mamíferos humanos cerca.

domingo, 17 de octubre de 2010

Qué domingo


No. Pensar. Actuar. Despertar. Radio. Red. Vivo. Grabación. Decepción. Búsqueda. Tarde. Hambre. Soledad. Silencio, sólo hay silencio, pero cómo duele cuando no lo hay. Desayuno. Huevo. Espinaca. Queso. Chiva. Untamos un pan muy bien. Sabroso. Realidad. ¿Sola?
De muy lejos los impulsos eléctricos me hacen compañía. Agradecimientos. Todos. Empero que cuando se está aislada físicamente las palabras, las escenas atormentan ardorosamente la imaginación; nada es suficiente. Ven.
Ven a mí, que no muerdo, bueno, sólo un poco, pero muerdo rico, como el fruto más jugoso que existe, con ganas de devorarte y dejar un poquito para más tarde y jamás lamentar el hecho de haber acabado contigo. Ven, que quiero recordar a qué hueles y confundir mi aroma con el tuyo, que salgas de mí oliéndome, ya extrañándome desde el momento en que me sueltas siquiera un segundo. Ven. Mirar tus ojos. Palabras sueltas llenas de mí y las risas agradecidas al final.
Sí. Imaginar. Pasmar. Dormir. Televisión. Red. Vivo. Reproducción. Sorpresa. Encuentros. Noche. Saciedad. Caldo. Pescado. Chiva. Untamos un pan de nuevo generosamente. Sabroso. Realidad. Aquí.
Te extraño. Es otoño y hay humedad.

martes, 5 de octubre de 2010

El tormento.


Ayer escribí sobre la Tranquilidad, hoy no. Hoy escribiré sobre el tormento que se avecina, ¿que cómo lo sé? Pues simplemente. El tiempo avanza, es ya octubre, nunca pasa lo que debería pasar, nunca cae lo que yo espero y la verdad, empiezo a cansarme.
Seguramente la tranquilidad mentada venía justo por aquélla mentada calma antes de la tormenta.
Ansiedad que se acumula, molestias, sonidos, estancamiento puro. Y a dónde vine a caer, al lugar más raro para mí en este mundo, al lugar donde la gente es fría e indiferente, al lugar de comer lo que sea y seguir adelante con el día. Yo no hago eso, no soy fríe e indiferente; como despacio y medito mi día. Tal vez sea ése el pie que me estoy poniendo. El día meditado y no actuado.
Lo hago, juro que lo hago, que mis actividades y mis metas las más o menos cumplo, que a veces me mato y a veces no tanto, pero que ya me he impuesto alguna rutina, de esas enajenantes que ayudan a seguir con el día.
Veo ahora –con mucho más que ansiedad– que muy cierta es la importancia del contacto humano.

jueves, 29 de abril de 2010

Pensamientos recurrentes


Que si la atención, que cuánta necesito, que si doy demasiado, que si doy muy poco. ¿Y cuánto pido? ¿Cuánto más puedo pedir a cambio?
Pareciera que en estas cuestiones no se puede pedir nada a cambio, que todo se da libremente, que el tiempo, las complicaciones, los cortes del tiempo y
del espacio, los planes, todo se hace en función de nada y simplemente se es y punto.
¿Cuántas relaciones destructivas puede soportar una mente como la mía? ¿Cuántas vidas se pueden cruzar con esta? ¿Cuántas significantes tienen un significado verdadero?
Debiera ya estar durmiendo. Estoy en la cama con los ojos entrecerrado, pero algunos pensamientos no me dejan descansar a gusto. ¿Qué es un trampolín?
La Paleta horrenda, ya siendo lapaleta, me dijo alguna vez que yo no sabía estar sola. Yo le respondí que mentía, que yo había sido sola todo el tiempo y que después aprendí a hacerme de hermanitos. ¿Quién habrá dicho la verdad? ¿No sé estar sola? ¿O todos son mis
hermanitos?
Este monstruo de atención que carcome el tiempo. Este Saturno enorme sobre las cabezas de quienes deseo y todas las incoherencias que podría estar escribiendo en este momento, sólo porque escribir en teclado es más ágil que a mano y porque en verdad deseo ser leída por quien sea.
Que la actividad vuelva, que los cantos borren de mi mente todos los malos pensamientos, que las notas lo abarquen todo y vuelva yo a ser medianamente contenta, que todas mis adicciones (sexo, música, endorfinas, sonido) sean saciadas pronto; sino enloqueceré.
¿Cómo es que yo soy la que siempre se queda? ¿Cómo es que yo siempre soy la que se quiere ir?
Mis juguetes.


¿O soy yo el juguete de todos? ¿O no merezco yo ser jugada por alguien?
Cierta persona habló de los defectos de mi voz y me recomendó a su maestro. Yo, asustada, corrí de ella, porque no quise más ser escuchada. Después me dijeron que no le hiciera caso, que era mentira, que siguiera con el camino que había elegido, que no había necesidad de pánico, que era imprudente y estúpida. Es imprudente y estúpida, tiene comentarios desatinados y groseros. Me enojé tanto, porque yo siempre ando con cautela con todas las personas y ya mucho tiempo después, cuando finalmente he tomado alguna confianza, les empiezo a bromear pesado, pero siempre sobre temas permitidos; jamás sobre masa corporal, gustos literarios, religión o amor verdadero. ¿Quién era ésa para meterse en mis asuntos sin conocerme? Todo mi esfuerzo mental de repararme la voz casi echado pa'bajo por una mujer que no respeta el tempo que se le impone en una lectura musical.
Después lo vi todo: El afinador con oficio de coralista soy yo, pero ¿no soy algo más?
¿No soy algo más? ¿No puedo ser algo más? ¿Me tengo siempre que quedar con los más sentimientos contenidos en mi pecho para no molestar, ahuyentar, importunar, entristecer a mis afectados?
Wäre ich immer zurückhaltend? Warum sollte ich? Quatsch!



viernes, 8 de enero de 2010

Me apetece más navidad.

Cuánta heladez puede caber en un terreno lleno de árboles con casa en medio, con unos cuantos mamíferos dentro. Y es que de verdad con tanto méndigo frío me apetece más navidad, más año nuevo, más chocolate, más ponche, más calientito en mi camita.
Si de narices frías se trata, que alguien me venga a calentar las patitas.
Frentes fríos van, frentes fríos vienen.
Ya quisiera yo invitar a mis amigos a pasar un par de días en mi casa, ya sea para que me calienten o de menos para que sufran los canallas.


Justo ahora extraño ya mi año nuevo: frío, pero muy caliente, alegre y divertido. En la mejor compañía. Justo ahora quisiera no tener que usar mangas y tener mi cuerpo libre de frío.
De menos una fiestecita, ¿no?

jueves, 6 de agosto de 2009

Un reconocimiento

SIETE EN UNA NOCHE...
UNO A LA MAÑANA SIGUIENTE...
Ya después vino la regla; siempre es así una noche antes.


Mil gracias, Gato travieso

domingo, 19 de julio de 2009

Agotadas

Agotadas las entradas para ver el gran evento, la gran premier, el mero show.
Agotadas quedamos sobre las almohadas (no debo escribir más sobre mis bellezas sexuales, provoco reacciones adversas), sobre las cobijas, sobre las lozas, sobre las piedras y sobre el techo raso.

A las brasas.